Esta tarde me imaginé a la mujer de Pdro Snchz gritando como descosida cuando se enteró de que el Rey le había encargado al líder del PSOE intentar formar Gobierno. La imagen que me vino a la mente era una mezcla entre Penépole Cruz en los Oscar y Pretty Woman en la bañera, pero esta vez en la de Zarzuela. No sé si me explico. Qué mas da, eso no es lo importante.
Desde Colombia seguí en varios medios de comunicación comparecencias, conexiones en directo con sesudos analistas políticos y tertulias más largas que un día sin pan que no me dieron respuesta: ¿cómo va a conseguir Pdro el consenso?
La verdad es que no me importaba tanto los mensajes de los representantes como el sentir de los protagonistas: la sociedad española. ¿Estaría la gente de izquierdas (no me peguen que sé que es una generalización peligrosa) contenta con esta decisión? ¿Qué pensarían los votantes del PP ante el panorama? ¿Impotencia, rabia? ¿Los regionalistas/nacionalistas sentirían que ya se les había acabado la partida? Tenía muchas preguntas pero 6 horas de diferencia me impidieron preguntarles a los míos por sus sensaciones.
Pero yo sí les voy a contar cómo me sentí yo:
-Del PP no soporto ni las iniciales.
-No soporto a Pdro.
-No me gustan los mensajes vacíos. No me gusta que se le llame a las cosas por otro nombre, y que se hable de políticas de izquierdas cuando no lo son ni por el forro de los cataplines.
-De Barbie no me gusta ni Ken, su accesorio preferido.
-No me gusta que se crucen las líneas rojas que se dijo que no se traspasarían.
-No quiero recortes, ni reajustes, ni corrupción, ni caloret, ni Bárcenas se fuerte, ni yo te quiero, Alfonso (Rus), coño, ni mentiras ni sentir impotencia por el panorama actual ni el futuro.
-Eso no quiere decir que me guste lo que veo. No me gustan las bajadas de pantalones, ni que se use los sanos ideales de un 15M para que después se pacte (o se diga que se quiere pactar) con los que generaron nuestra impotencia y nuestro desazón.
-No me gusta lo que veía antes ni lo que veo ahora. Y estoy cansado de preferir lo menos malo, eso es lo que hemos hecho desde que llegó la democracia España.
-Me gustaría, por una vez desde que puedo votar, decir que estoy conforme. Pero no, esta vez tampoco pasa esto.
Supongo que llevo unas malas semanas, o que 2016 no me ha sentado bien. O que yo ya presentía algo desde hacía días, y por eso no me fiaba de nada ni de nadie. Y tenía razón, para que vean.