Lourdes Flores cree que está cayendo porque las encuestadoras le bajan puntos artificialmente “de dos en dos”. Es incapaz de reconocer sus errores. Echarle la culpa a las encuestas y, más precisamente a Alfredo Torres de Ipsos Apoyo, de su desplome en las últimas semanas como ha hecho Lourdes, es una tontería que no resiste el menor análisis.
Muestra lo ensimismada que puede estar una dirigente política con experiencia e inteligente, pero que no es capaz de reconocer sus propias culpas y que debe estar rodeada de una claque de ayayeros que la adulan sin parar, en lugar de señalarle sus defectos.Lo que revelan sus conversaciones grabadas ilegalmente, es su auténtico pensamiento. Allí no está hablando para el público. Está convencida que su caída y el repunte de Susana Villarán se deben a que Torres, de Ipsos Apoyo (y seguramente otras encuestadoras también), la está bajando tramposamente, fraudulentamente.Esa es una necedad monumental. En primer lugar, ni en el Perú ni en ninguna parte, las encuestas llevan de las narices a los electores. Eso que creen casi todos los políticos –Lourdes más que ninguno–, que la gente vota a ganador y que si alguien aparece primero en las encuestas todos lo van a seguir, es una tontería que no tiene ningún sustento. (Ver “El mito de las encuestas”, en el blog Espacio Compartido). Como siempre remarcaba el experimentado consultor norteamericano Joe Napolitan, el efecto del “voto al ganador” no existe. Sólo es una quimera en la que creen muchos políticos.En segundo lugar, es absurdo suponer que en una democracia, como la actual, algún poder siniestro pueda manipular a todas las principales encuestadoras. Porque todas han registrado la subida de Susana y la caída de Lourdes.En tercer lugar, Alfredo Torres tiene varias décadas en esta actividad y nadie que conozca su trabajo puede poner en duda su honorabilidad y seriedad. Pensar que es capaz de modificar sus resultados para perjudicar o beneficiar a alguien, está fuera de lugar.En cuarto lugar, Apoyo Opinión y Mercado se ha asociado con la transnacional Ipsos. El negocio de Ipsos Apoyo son las encuestas (las electorales son una parte marginal de su actividad). Es disparatado pensar que una empresa de esa envergadura arriesgaría su credibilidad para perjudicar a Lourdes.Y ¿por qué lo haría? No por razones ideológicas, por supuesto. ¿Por dinero? ¿Está acusando a Torres y a Ipsos Apoyo de corruptos? Son palabras mayores. Seguro que Lourdes no se atreverá a decirlo en público. ¿Pero es tan cándida y simple como para creerlo realmente?También el 2006Increíblemente, Lourdes atribuye su derrota del 2006 también a Alfredo Torres y Apoyo. Según su interpretación hubo una siniestra conspiración (¿de quién? ¿de Alan García con Ollanta Humala y Torres?) para bajarla en las encuestas. Y los electores, que según ese razonamiento son estúpidos, se dejaron llevar por las encuestas y la abandonaron.
En realidad, Lourdes perdió una elección que tenía ganada por sus errores garrafales, como se ha analizado hasta la saciedad. Las encuestas sólo reflejaron en esa ocasión –como ahora– su desplome. No al revés.
El chuponeoLa práctica ilegal y deleznable del chuponeo sigue prosperando. Sin embargo, atribuir al “montesinismo” la culpa es impreciso y no ayuda mucho. El marino retirado Elías Ponce Feijóo trabajó con Montesinos en los ´90. Pero cuando fue detenido en 2009, laboraba muy cerca del almirante (r) Luis Giampietri, vicepresidente de Alan García y congresista en la bancada aprista.Los “petroaudios” grabados por BTR fueron producto de un trabajo comercial, de disputas empresariales, que tuvieron consecuencias políticas inesperadas para sus perpetradores.
Ponce Feijóo fue convocado por Alan García para chuponear a Ollanta Humala en la campaña de 2006. Y por Jorge del Castillo en octubre de 2008 para “le saque la mierda a Rospigliosi”, según reveló Gustavo Gorriti. Así es que sus intereses y empleadores eran muy diversos.
Mirko Lauer ha sostenido la hipótesis que los chuponeadores de Lourdes Flores podrían ser comerciantes que ofrecen su producto al mejor postor.Otra hipótesis. Alguien que cuenta con los medios para hacerlo, que carece de escrúpulos y que probablemente no estaría feliz si Lourdes gana, es el propio Alan García.En suma, hay muchas posibilidades que solo se esclarecerán cuando se capture a los delincuentes, como ocurrió con los de BTR. Pero este desagradable episodio muestra una Lourdes Flores desencajada, fuera de la realidad, incapaz de aprender de sus anteriores yerros y, además, convencida “en el fondo del alma que las elecciones municipales son una disputa pezuñenta que está por debajo de sus capacidades y aspiraciones”, como ha observado Mario Ghibellini.