Dejamos de lado a Ollanta Humala y nos concentramos en otro de los candidatos con fuertes posiblidades de pasar a la segunda vuelta electoral. Nos referimos a Keiko Fujimori, quien postula por Fuerza 2011 y representa al Fujimorismo. Luis García Rojas del Diario 16 conversó con el periodista Gustavo Gorriti al respecto en el artículo titulado Con Keiko volverá su papi y la mafia que gobernó con él:
El periodista Gustavo Gorriti analiza una campaña electoral en la que le sorprende que los candidatos democráticos, incluido Toledo, se pongan de costado frente al riesgo que encarna el fujimorismo: él no tiene duda de que si Keiko gana liberará a su padre y permitirá que vuelva el crimen organizado que se apoderó del Estado en los 90. Tampoco confía en el cambio de Humala y asegura que PPK, un inversionista con agenda propia, no es lo que el país necesita. Lo que queda, añade, es esperar que la gente opte por la democracia.
Está en EE.UU. en un simposio de periodismo. ¿Pudo seguir el debate del domingo, qué le pareció? No fue un debate, sino una emisión en paralelo de respuestas con algunas preguntas entre los candidatos que si hubieran estado en una buena clase de entrevista, hubieran sido desaprobados todos.
Los analistas han señalado que ello no cambiará mucho el escenario. Ninguno estuvo bien. Kuczynski manejó algunos datos, cifras, pero del otro lado se le notaba fatigado, lento… es cierto que siempre parece estar funcionando a bajas revoluciones, pero daba la impresión de estar enfermo. En los únicos intentos de cierta ironía, como la de Toledo de decirle Mister Kuczynski, él no se dio aludido. El nivel fue bien pobre.
¿Todo seguirá igual entonces? No estoy seguro. Keiko estuvo tratando de desfujimorizar su campaña, decía ‘no tengo nada que ver con Montesinos, estuve en contra, engañó a mi papi’. Luego dijo que su padre hizo varias cosas mal y que si gana, gobernará ella. Pero el domingo dijo que estaba orgullosísima del gobierno de su papi; el 98% de ese gobierno incluye acciones de Montesinos. También dijo que había sido el mejor gobierno del Perú.
Se mostró como era, finalmente. (Eso) tendrá un efecto si la gente se da cuenta de que ella, presionada por las circunstancias, ha declarado lo que es: la persona que busca el derecho de tener las llaves para abrir las puertas de la cárcel. Su victoria representará la vuelta al poder de la gente que gobernó el Perú del 90 al 2000 y que lo sometió a las peores trapacerías, latrocinios.
Ninguno de sus rivales hizo hincapié en eso. A ninguno, incluso los que se llaman demócratas, se le ocurrió hablar de eso. Hablaban como si fueran del mismo coro de Keiko. Eso me asombró. En el caso de Toledo me decepcionó. No tuvo el criterio de diferenciar la candidatura de un demócrata respecto de alguien que viene a reivindicar y a reconquistar el poder de la mafia que gobernó. Fue una falta de criterio y quizá perdió una ocasión inmejorable para hacer una diferencia cualitativa, clarísima.
No le queda duda de que Keiko liberaría a su padre para gobernar con él. Si es elegida, buscará lo que cree mejor: que vuelva el crimen organizado al poder. Y eso de que no indultará a su padre, que no tendrá importancia política… Lo primero es que su padre salga. Segundo, es que todo ese grupo vuelva al poder. Y aquellos que estuvieron presos por ladrones o asesinos, o por ambas cosas, van a volver con hambre, deseos de venganza y habiendo tenido años para pensar en formas para no volver a perder el poder. Tenemos una fuerte sospecha de que el fujimorismo pudiera darnos otro 5 de abril.
Ayer se conmemoraron 19 años del golpe que dio Fujimori. ¿Que no deberíamos olvidar nunca del 5 de abril de 1992? Ojalá que haya suficiente gente que en estos días diga que no se debe olvidar aquella infamia, lo que significó en el sentido de haber permitido, bajo el pretexto de las graves emergencias de la nación, que pudieron solucionarse todas dentro de la legalidad, que una mafia, un grupo del crimen organizado tomara el poder en el Perú y lo sometiera a un latrocinio continuado.
La corrupción se enquistó en el aparato estatal. Cuando salieron los vladivideos se demostró que robaron en todo. En medio de un conflicto con Ecuador, se utilizó eso para comprar armamento y se robó como nunca. En lucha antidrogas, en el gobierno de Fujimori pusieron, el SIN y Montesinos, al consejero de Pablo Escobar en la lucha contra las drogas. Y pretender decir que se tienen credenciales en Seguridad y que ese gobierno fue bueno, y que nadie le diga estas cosas… para un político el no recodar eso, si no estuvo de viaje en la nave Enterprise, significa que quiere olvidarse. Si no lo recuerdan ellos, que lo haga el pueblo.
Hace un mes dijo que PPK podría dar la sorpresa. ¿Qué le parece su participación? La campaña de PPK ha sido bien llevada. Han podido hacer que alguien con un carisma algebraico, de menos de cero, tenga un extraño atractivo. A partir de que le tocaron ‘las maracas’, levantó. Su campaña la ha manejado Hugo Otero, el amigo de Alan García, el estratega de la campaña contra Vargas Llosa. PPK tiene su propia agenda, es un inversionista. Por sus relaciones demasiado estrechas con financistas, inversionistas de todo tipo y viendo alguna gente a su lado, no creo que sea el tipo de presidente que se necesite.
En el 2005 usted publicó en La República una investigación amplia sobre el salvataje del Banco Wiese. ¿Qué participación tuvo PPK en ese hecho?
El Scotia adquirió aquello en lo que había devenido el Banco Wiese y se llegó a un acuerdo sobre el pagaré de unos US$310 millones cuando PPK era primer ministro. Hasta donde entiendo, era obvio de que él tenía una relación cercana con Susana de la Puente (representante del JP Morgan, socio del Wiese). Por la presión del escándalo que iba a tener (el pago del aval por parte del Estado), el arreglo que se hizo con Scotia permitió evitar que los peruanos terminaran pagando eso. No sé exactamente cuál fue la participación de PPK en ese arreglo. Lo que sí estaba claro era su relación cercana con Susana.
¿PPK intentó insertar un mecanismo de pago de ese aval en el presupuesto nacional de 2005 mediante una operación de crédito?
Que yo sepa eso no llegó a ocurrir. Si lo intentó, no lo sé.
Susana de la Puente, como representante de JP Morgan, negoció el salvataje en 1999. Ahora ella es parte de la campaña de PPK. ¿Cree que es una relación de amistad o de intereses?
Me imagino que es una amistad con una visión común del mundo. También es cuestión de conveniencia. Buena parte del trabajo que hizo cuando trabajaba con JP Morgan fue hacer operaciones financieras con los estados, e hizo una serie de ellas sumamente lucrativas. Habría que ver, hablo en condicional, si se hizo o no emisiones de bonos cuando PPK era ministro de Economía, cuán necesario era hacerlo y con quién se hizo, y qué comisionistas ganaron. Eso ayudaría a comprender mejor la permanencia de algunas cercanías.
Usted ha dicho que uno de los que llevó mejor su campaña ha sido Humala. ¿Fue mérito suyo o le debe mucho al error de sus rivales?
Ha tenido una política consistente, no hizo las ridiculeces de los demás y buscó una forma de ir demostrando de que es confiable. Creo que haber llevado una campaña a paso parejo, pero discreto, evitó que le centraran la artillería. Cuando volvieron a atacarlo, ya había crecido. Su mérito es haber seguido con disciplina lo que le aconsejaron. Pero a pesar de todos los intentos de cambio y declaraciones, no hay certeza de que esto sea táctica electoral.
Según los últimos sondeos, hay una posibilidad de una segunda vuelta entre el cáncer y el sida, como dijo Vargas Llosa. ¿Qué responsabilidad tiene Alan García en esto?Es una persona que juega con una amoralidad, con desprecio absoluto por las consecuencias que puedan tener su juego político sobre la institucionalidad. Buena parte de sus juegos han tenido ese efecto. ¿Toledo no sabía eso? Claro que sí. Él tenía, supuestamente, la mejor trayectoria para representar a la democracia y terminó zafándole el bulto en el momento decisivo. Le quedan unos días, vamos a ver qué hace. Finalmente, no dependerá tanto de él, ni de los demás, sino del buen sentido del pueblo. Espero que en medio de la bulla engañosa de los medios, de la infinita cantidad de estupideces que se han dicho, haya el recuerdo de lo que vale la democracia y lo que significó el fujimorato. No hay un gran candidato, pero hay unos menos malos que otros.