Revista Cine
Llegué al lobby del Fiesta Americana en el último día de Guadalajara 2010 para despedirme de algunos amigos. Ahí lo vi, sentado, apaciblemente, hojeando una revista. Casi aburrido. Un par de días antes lo había visto en el documental Pecados de Mi Padre (Colombia-Argentina, 2009), de Nicolás Sentel. Se trataba de Juan Pablo Escobar o, mejor dicho, Sebastián Marroquín, el hijo del celebérrimo capo colombiano Pablo Escobar Gaviria, jefe del cártel de Medellín, diputado federal, benefactor de las clases populares, asesino intelectual del candidato presidencial Luis Carlos Galán y del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla.
Cuando en México hemos sido testigos de la penetración, lenta pero constante, de la influencia y el dinero del narcotráfico en la política nacional, este emocionante y emocionado filme documental sobre Escobar/Marroquín resulta más pertinente que nunca. El hijo de Escobar Gaviria sale a la luz pública en este filme para hablar de sí mismo, de su padre, de la sociedad colombiana y el mercado mundial que ha producido un fenómeno criminal que no conoce fronteras. Escobar/Marroquín expía frente a cámara los pecados de su padre para poder sentarse tranquilamente en el lobby de un hotel y leer, con rostro aburrido, una revista.
Mi primera impresión de la película, cuando la vi en Guadalajara 2010, aquí.