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Algunas ideas del libro Pedagogía de la Esperanza:
Las personas tienen que llegar al fondo de su problema por sí mismos y ver la capacidad de darle cara, no hay unas personas que lo saben todo y otras nada..
El ser humano si niega la realidad en la que vive es humillado, pero es humillado por aceptar la ideología del que lo humilla. El mundo lo niega y se produce la autonegación.
Cada persona tiene “el saber de la experiencia vivida” (educación) y cada persona concibe la educación de forma diferente dependiendo de su contexto (experiencia vivida).
La educación neutra no es posible. En la enseñanza, se puede y se debe transmitir los propios pensamientos ideológicos, respetando los del educando, ya que, enseñar no es transmitir los conocimientos concretos de un objeto, enseñar es un acto creador y crítico respetando el antagónico.
El opresor no libera ni se libera a sí mismo. El oprimido en cambio, si lucha libera al opresor por el hecho de impedirle continuar oprimiendo.
Respetar y conocer el contexto en el que vive el educando es imprescindible para el educador y la educadora. De esta manera mediante la comunicación llegará más a los educandos.
La educación no sólo debe ser transmitida por especialistas, en ella influyen cocineros, familia, porteros, cuidadores, etc. El contenido de la educación puede variar dependiendo de quien elige los contenidos.
Tanto el educador como el educando al enseñar aprenden y al aprender enseñan.
El educador debe de señalar las diferentes visiones que hay en el mundo y no proponer sólo su propia visión.
Es importante que el educador y la educadora no sean autoritarios, que no crean que en la relación educador – educando el único que educa es el educador.
Si el educador es autoritario, anula y aplastan el pensamiento de los educandos. Este tiende a generar en los educandos pensamientos tímidos, inauténticos o a veces rebeldes.
Una posición muy válida del educador es aquella en la que el educador hace una pequeña introducción y después deja participar a los educandos.
El “cansancio existencial” es la pérdida de toda esperanza. El sueño y la utopía son indispensables para el educador, que a través del análisis político hace descubrir y transmite las posibilidades para la esperanza, la expectativa de cambio. Dado que sin ella no se lucha para cambiar las cosas.
Para educar a los educandos es imprescindible saber sus intereses, y desde ahí educarlos.
Todas las personas, independientemente del “mundo” que sean, y de lo que sean, (albañiles, filósofos, etc.) necesitan un conocimiento propio como seres históricos, político, sociales y culturales. Este conocimiento es mejor que sea desde lo local (concreto) hacia los mundial (no concreto).
Los educadores deben hacer toda una serie de reflexiones en torno a como educar, que educar, etc.
Cuando la persona se sumerge en sí misma perdiendo toda esperanza, sus ganas de luchar se ven mermadas o desaparecen.
Es importante que los educadores potencien la libertad, creatividad, capacidad de elegir, etc. de los educandos.
Es preciso que las minorías, aún siendo diferentes entre ellas, se unan para luchar por unos derechos, para poder vencer a una mayoría.
A las minorías no hay que tratarlas de un modo protector y paternalista, se puede hablar, tratar, discutir, etc. como con cualquier persona.
La multiculturalidad consiste en que cada individuo tiene derecho a ser diferente, sin miedo a ser diferente, a poder moverse y posibilidad de que las diferentes personas crezcan juntas. Esto en la sociedad se ha dado a duras penas, por ejemplo el tema del bilingüismo no es un tema espontaneo sino un fenómeno creado políticamente.
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