Título: Pederastas
Título Original: (Pederastas, 2007)
Autor: Alberto Vázquez-Figueroa
Editorial: Ediciones B
Copyright:
© Alberto Vázquez-Figueroa, 2007
© Ediciones B, S.A., 2017
Edición: 1ª Edición: Mayo 2017
ISBN: 9788490703656
Tapa: Dura
Etiquetas: internet, asesinatos, espíritus, intriga, literatura española, novela, pederastia, secuestros, tortura, abusos sexuales, víctimas, pederastas, abuso de menores, internet profunda, Deep Web
Nº de páginas: 336
Argumento:
El protagonista de "Vivos y muertes", Aquiles Troyano, regresa ahora con una historia sobre la pederastia llena de intriga y crudeza. La visita de dos niñas muertasle llevará a profundizar en el mundo y la mente de los pederastas y tratar de atrapar al más temible de todos: Bestia Perfecta.Opinión:
He de confesar que me va a costar hacer esta reseña, porque esta novela no ha resultado ser lo que yo esperaba, pero allá voy.Quizá lo primero que me ha sorprendido es el enfoque. En vez de plantear una novela realista, Alberto Vázquez-Figueroa se decanta por la fantasía e introduce a un protagonista/narrador que es capaz de hablar con los muertos y que actúa de, podríamos decir, justiciero para ellos. Sinceramente, no me ha gustado nada este enfoque porque, desde mi punto de vista, le resta credibilidad y hasta seriedad a un tema como la pederastia, que se podría haber planteado desde tantas perspectivas interesantes. La de Vázquez-Figueroa, no obstante, tiene algo bueno y es que nos permite conocer el punto de vista de las víctimas, incluso cuando estas ya están muertas. Sin embargo, tampoco creo que se le saque partido a este factor que podría haber sido lo único que, a mi juicio, justificara la elección de este enfoque.
Investigando un poco por la red para escribir esta reseña he descubierto que el autor ya utilizó a este mismo personaje en un libro publicado en 2005 ("Pederastas" fue publicado originariamente en 2007 y ahora ha sido reeditado por Ediciones B) titulado "Vivos y muertos". En él debe presentar a este Aquiles Troyano capaz de hablar con los muertos y resolver el caso ferroviario que aquí se menciona de paso. También se rescata a otro de los que debió de ser personaje de aquel libro, Bartolomé Cisneros, aunque en este caso me parece que también está totalmente desaprovechado: parece que va a ser una especie de Pepito Grillo, de conciencia, el personaje que hable con el protagonista y que le dé cierta perspectiva sobre los casos que decide investigar por su cuenta y riesgo... pero no. Se queda en la mera excusa para que Troyano pueda pedir una excedencia de su puesto de trabajo como funcionario en la Administración del Estado mientras Cisneros corre con los gastos.
Y hablando de casos, tampoco me ha gustado nada que incluya otro que no tiene nada que ver con la pederastia. Entiendo que lo introduce en un momento en el que cree que ha acabado con Bestia Perfecta y que cumple (o debería cumplir) la función de retardar la intriga... pero al final solo parece un pegote que no tiene relación con nada y que me ha dado la sensación de convertir esta novela en un episodio de "Entre fantasmas".
Además, tampoco el caso de pederastia está tratado con profundidad. Sí hay cierta reflexión sobre lo que podrían ser las causas de este trastorno y también sobre las consecuencias sociales. Al mismo tiempo (y de forma profusa), también se habla sobre cómo internet se ha convertido en el rincón en el que los pederastas campan a sus anchas con casi total impunidad y que les sirve, incluso, para alardear de sus actos. Pero poco más. Y me ha dado mucha pena porque creo que es un tema francamente jugoso y que da para reflexionar muchísimo pero aquí queda meramente esbozado.
Tampoco el final ha sido de mi gusto y me ha costado mucho entender la postura de este Troyano que no quiere convertirse en asesino pero que se queda en un medio de camino que no acabo de comprender. Sí es verdad que valoro la reflexión sobre la justicia real y sobre cómo muchas veces el poder y el dinero se convierten en llave para condonar todo tipo de infracción pero, sinceramente, la actitud del protagonista me ha parecido un poco un sinsentido.
Sí que me ha gustado mucho que el autor trate de hacernos ver que la pederastia no tiene nada ver con la clase social o la preparación o el entorno social y económico del delincuente. De igual modo, también valoro que nos abra la puerta a las familias de las víctimas y nos muestre algo que ya imaginábamos: sus vidas destrozadas.
En definitiva, una novela que me ha parecido muy extraña, que no ha cumplido mis expectativas y que trata un tema al que, para mí, se le podría haber sacado mucho más jugo. Enlace a la reseña original. Nos seguimos leyendo.