En medio de la vuelta al cole los pediatras alertan de que la vacunación contra la Covid en niños ha sido «un fracaso». Eso que llaman «los pediatras» son en concreto los de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Ésta es el principal lobby de la industria farmacéutica para impulsar las vacunaciones masivas. Así que habrá ver con atención sus razones para tal afirmación.
La AEP ha señalado que la vacunación en menores de 5 a 11 años solo alcanza el 46% y piden un esfuerzo mayor de las autoridades para concienciar de los beneficios.
Dicen algunos de estos profesionales que dichas autoridades recomendaron la vacunación pero no han hecho ninguna campaña para hacer hincapié en la importancia de la misma y no padecer la enfermedad.
Resulta que, como contaba en este post, el lobby de los fabricantes de vacunas está en el corazón de la «Estrategia de vacunación Covid-19». Está documentado que altos representantes de la asociación de pediatras han elaborado o colaborado en elaborar la estrategia y tiene claros conflictos de interés con los fabricantes de vacunas Covid.
Son la mano de los productores de dichos tratamientos y ahora se quejan de que no se han promovido lo suficiente por parte de la Administración, tela.
También «cargan» contra sus porpios compañeros porque
no han sabido transmitir a los padres la importancia de inmunizar a los pequeños porque aunque en ellos la enfermedad suela ser leve también hay cuadros graves y fallecimientos«.
Pero es que estos pediatras «comerciales» están tan obcecados en tener contentos a sus financiadores que obvian la evidiencia científica. Como reconocen variados profesionales de la sanidad existe disenso en la aplicación de las inmunizaciones Covid-19 en la infancia.
No tanto en la seguridad de las vacunas, sino en las dudas que muchos médicos plantean sobre la necesidad de las mismas, habida cuenta de la baja mortalidad que se ha dado en este grupo durante toda esta crisis pandémica.
Al médico argentino Rubén Roa le llevó casi tres meses escribir esto. Las publicaciones sobre Covid y niños son mucho menores que en otras edades. Acerca de la efectividad de la vacunación es mucho más dificil de hallar la evidencia.
Los niños menores de doce años en particular no parecen ser tan afectados por las formas graves de la enfermedad por Covid-19 pero pueden enfermar de modo muy frecuente.
En especial, con la variante ómicron, aun así este grupo ha padecido todos los otros efectos indeseados de las medidas de cuidado generales implementadas durante las cuarentenas.
Y es que cuando fue aprobada la vacuna para cinco a once años, la letalidad Covid en menores de 14 era del 0,0094%. Ahora estamos mejor.
Está claro que el miedo a que nuestros hijos enfermen es muy poderoso y más que lo fue durante la pandemia. La cosa cambia mucho si observamos los datos de muertes por Covid en niños.
En su momento, varias decenas de profesionales sanitarios (y otros) pidieron al Ministerio de Sanidad que contemplase el cese del plan de vacunación en la infancia.
Mostraban un informe muy completo y bien documentado con sus razones. De ese trabajo destaco dos datos (como siempre os animo a leerlo entero): La tasa de supervivencia para el grupo de 0 a 19 años es del 99,997%.
Dicho cálculo se puede realizar a partir de la información proporcionada por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de USA con el número de personas infectadas, tanto asintomáticas como sintomáticas, que sobreviven.
Ese colectivo explicaba que antes de que fueran aprobadas las vacunas Covid para su rango de edad, gracias a la inmunidad natural (lo indican los estudios), supera la infección con éxito.
La letalidad de la Covid, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es del 0,27% para la suma total de todas las edades, pero la media de la mortalidad se encuentra en los 85 años.
La tasa de letalidad para los menores de catorce años, es del 0,0094%, ¡según un informe elaborado por la propia Asociación Española de Pediatría y el Instituto de Salud Carlos III (tenéis las referencias en la bibliografía del informe).
Quizá todos estos datos son los que han hecho decidir a los padres no vacunar a sus hijos y por eso la AEP considera que casi la mitad de niños vacunados es un «fracaso».
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