Pedro, el Grande
Pedro no era conocido como el Grande meramente por sus reformas visionarias y su gran capacidad para modernizar su país, sino porque era verdaderamente un gigante. Medía 2 metros con 4 cm de alto, y además era increíblemente robusto. Los historiadores creen que esto era más una enfermedad pues sus extremidades y cabeza eran desproporcionadas con su cuerpo. Pero ahora hablemos de su reinado en sí. Desde pequeño, deambulando por las calles de su país, se había percatado la gran diferencia entre el ruso promedio y las familias europeas y occidentales que vivían en el país. Él siempre tuvo la idea de construir un Estado Moderno. Pero para ello, primero, debía contar con un Ejército poderoso. En efecto, una de sus primeras medidas fue traer muchos asesores occidentales a su corte.
Antes que nada, creyó que Rusia debía seguir un modelo a lo inglés para establecerse como una potencia marítima. Toda revuelta a causa de sus medidas o sencillamente contra su gobierno o persona, fue suprimida con mano firme. Ahora bien, para construir una gran armada, antes era necesario que Rusia tuviese salida a las aguas. La única que tenía en esos momentos era la del Mar Blanco. El Mar Báltico era dominio de Suecia y el Mar Negro, quizá el más importante, era de los otomanos. Obviamente, los ojos de Pedro apuntaron hacia este último objetivo primero. Así entonces comenzaron las guerras contra el Imperio otomano, que serían varias a lo largo de los siglos. Su primera campaña fue la de Azov que fracasó estrepitosamente. Sus asesores ingleses le recomendaron prepararse más y volver a intentarlo. Al año siguiente, 1696, lanzó unas treinta naves contra los turcos y tomó por fin Azov. En 1697 hizo un viaje a Europa, según se dice de incógnito y disfrazado de obrero, paseándose por Alemania y Holanda. Le atraía sobre todo los puertos y astilleros. Trató de aprender todo lo que pudo. Sin embargo se enteró que los ingleses eran mejores marineros y por ello marchó hacia la tierra de la Rubia Albión. Sin embargo su viaje, más allá de ser de aventuras, era para formar alianzas contra los otomanos. Al menos en Francia y Austria no las obtuvo, pues lo que más preocupaba a las cortes del viejo continente en esos momentos era la Guerra de Sucesión Española. De todos modos, él continuó su recorrido por varias ciudades de Europa que le sirvieron a Pedro para percatarse de algo totalmente cierto: su país era atrasadísimo en comparación con los del Viejo Continente.
De vuelta a Rusia terminó con su primer matrimonio. En efecto. Pedro se había casado en 1689, siendo muy joven, con Eudoxia Lopujiná. Pero en ese entonces había sido obligado por su madre. La unión tuvo tres hijos pero sólo Alexis Petrovich había sobrevivido. El zar parecía más concentrado en sus proyectos que en su familia. A su regreso de Europa, y con el fin de empezar su era de grandes reformas con el fin de “occidentalizar” Rusia, una de sus primeras medidas fue obligar a los hombres de la corte a olvidar sus largas barbas. Esto no resultó muy efectivo y als protestas empezaron a ser cada vez más fuertes, debido a esto se les permitió conservarlas finalmente, pero a cambio de un impuesto.
En segundo término, cambió el calendario (cuyo año daba inicio el 1 de septiembre), del ruso al juliano el cual se mantuvo en lugar del gregoriano, hasta la Revolución Rusa de 1917. Pero sus reformas no eran sólo militares o políticas, sino también abarcaban las costumbres de tipo cotidiano. Por ejemplo, las mujeres dejaron de ser discriminadas socialmente y ya no se les obligó a cubrirse la cara. Por otro lado se favoreció mucho la creación de instituciones educativas, destacando la Academia de Ciencias de San Petersburgo. También permitió que muchos textos ingresaran a su país, mediante una masiva política de impresión. Más tarde, hacia el año 1703, aparecería el primer diario ruso. Todo esto para la conservadora, o mejor dicho, atrasada nobleza rusa, fue chocante y se tildó a Pedro de hijo del Diablo y de llevar a cabo reformas satánicas. Pero lejos de ello la industria y la agricultura progresaron lo que terminó por callarle la boca a todos los que lo criticaban, en especial los nobles, pues el pueblo se vio enormemente beneficiado.
Las guerras, últimos años y muerte
Finalmente Pedro se dio cuenta que no podía derrotar al Imperio Otomano solo, firmó la paz con ellos y dirigió su atención hacia el Mar Báltico. Entonces se tuvo que enfrentar con Suecia en la Gran Guerra del Norte. El primer combate fue la Batalla de Narva en noviembre del año 1700 que resultó en un desastre para Rusia. Pero además de ellos se enfrentaban a los suecos también Dinamarca, Noruega, Sajonia, Prusia y la República de la dos Naciones (si bien está tendría intervalos en los que se pasaría de un bando a otro). En medio de estos acontecimientos, Pedro tuvo la mente algo abierta como para fundar una ciudad emblemática para Rusia: San Petersburgo la cual hizo capital en 1712. Se dice que su construcción costó 200 mil vidas. Además, Catalina I se convirtió en su nueva esposa en el año 1707 en secreto, pasándose al cristianismo ortodoxo y tomando el nombre de Yekaterina. Pero la guerra continuaba y Carlos XII de Suecia dirigió su atención a Rusia y derrotó a Pedro en la Batalla de Holowczyn en julio de 1708. Sin embargo, el zar demostró que su ejército se había modernizado y en efecto consigue ganar la Batalla de Lesnaya librada el 9 de octubre de 1708. Así, como muchos en la historia, Carlos XII abandonó su arremetida hacia Moscú, pero se negó retirarse de Polonia, invadiendo los territorios de la actual Ucrania. Pedro entonces aplica la táctica de tierra quemada y los suecos tuvieron que detenerse su ofensiva. El 27 de junio de 1709 se produce la Batalla de Poltava, donde los invasores de Carlos XII son derrotados decisivamente. Este último se exilió en el Imperio Otomano. Ufano de su éxito, el zar se lanzó también contra los turcos pero otra vez se dio contra la pared y en efecto se vio obligado a devolver varios enclaves del Mar Negro que había obtenido en el año 1697. El sultán expulsó a Carlos de su territorio, pues el solicitado asilo político le estaba saliendo caro a los otomanos. La Guerra contra Suecia continuó y los rusos tomaron otra vez Livonia empujando a los demacrados ejércitos suecos a Finlandia, cuyos territorios pasaron a ser ocupados en parte por los rusos. No hubo jamás acuerdo de paz con Suecia a pesar del bloqueo de la marina rusa. Carlos murió y jamás se rindió ante las tropas del zar, si bien sí ante otros países. La Gran Guerra del Norte, acabó en 1721, con resultados positivos para el zar, pues tomó Estonia, Livonia, y otros territorios, si bien se vio obligado a retirarse de Finlandia, retuvo unas cuantas porciones de terreno de este país. Los últimos años de Pedro fueron de paz y recibió numerosos títulos, entre ellos el de emperador. Fue reconocido por los países más cercanos entre ellos Suecia, con su nuevo rey Federico I, además de Prusia y Polonia.
En los últimos años se tornó ciertamente cruel, en especial con su ex esposa y con sus hijos e incluso llegó a matar a uno de ellos, Alejo, quien se había mostrado contrario a las reformas. En 1723 empezaron sus achaques. Tenía problemas para miccionar y fue sometido a una operación. Se recuperó y marchó de viaje, al parecer al golfo de Finlandia, donde intentó salvar a un grupo de soldados que se ahogaban en el agua fría. Se lanzó y su salud cayó paulatinamente hasta que falleció el 28 de enero de 1725. Así, se había ido dejando tras de sí una patria totalmente transformada, si bien sus sucesores no supieron aprovechar el gran progreso que gracias a él, Rusia había obtenido en pocas décadas.