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Pedro I el Gallardo

Publicado el 10 mayo 2010 por Pacotto
Pedro I el Gallardo
Pedro Lozano Bartolozzi no necesita ser conde ni marqués ni mucho menos ir precedido de un don para provocar mi respeto. A Pedro le tuteo porque le reverencio. Y le venero desde aquel invierno de la Pamplona universitaria en blanco y negro cuando le conocí y me enseñó relaciones internacionales, que a la postre son relaciones personales. Yo creo que Pedro nació profesor, pero no estoy seguro, así que no lo publicaré, porque a la vez tengo mis dudas sobre si fue antes profesor o periodista, alma o carne.
Pedro Lozano Bartolozzi, que siempre se hizo tarjetas divertidas (o sea, inteligentes), se presentaba como ingeniero de noticias, creo. Pero qué más da. En esos años de b/n era el delegado en Pamplona de La Gaceta del Norte, que mira por dónde terminaría siendo mi diario, y a la vez enseñaba lo mucho que sabía en esta Universidad de Navarra donde años después la Pamplona ya en color nos ha vuelto a juntar.
Cuenta la leyenda (se non è vero, è ben trovato) que Pedro tenía dos chaquetas, dos paquetes de Ducados y dos cajas de cerillas. En su mesa de Redacción de la plaza Príncipe de Viana dejaba una americana colgada en la silla, una cajetilla y unos mixtos al lado de su Olivetti y se bajaba a la uni a enseñar. El caso es que si alguien preguntaba por él la respuesta, después de mirar a su mesa, era invariablemente: "No sé, pero debe andar por aquí".
Años más tarde, ya licenciado (servidor) volví a coincidir con él en la sede central de La Gaceta en Bilbao. Y una tarde que se bajó a tomar café con alguien volvió cabreao, y contó sus razones: había quedado con una fuente que le iba a contar algo y, como no se conocían, se describieron; Pedro le dijo que entraría en la cafetería con un clavel en la solapa y un ejemplar de El Quijote bajo el brazo; su fuente le dijo que iba de azul marino, con gafas de concha, pañuelo en el bolsillo de la chaqueta y cuatro revistas de actualidad bajo el brazo. "¿Y os encontrasteis?" "Sí." "Entonces, ¿por qué estás mosqueao?" "Porque el tío era negro, lo podía haber dicho".
Pedro I el GallardoDesde la izquierda, un catedrático de teorías cósmicas, el receptor de futuras promociones que mola, el chambelán del conde, la guardiana de la finca, el conde propiamente dicho y el embajador del entorno. Foto: Manuel Castells.
Ahora, por lo visto, Pedro ha cumplido algo que no entiendo y va y se retira, después de haber ayudado a fermentar a cuarenta promociones de periodistas, pero dejando a los que vengan al pairo. Y uno, dentro de esa inmadurez que ni siquiera profesores como Pedro consiguió macerar, no puede entender que un sabio como él se jubile. Claro que mucho me temo, y celebro, que le seguiré viendo y gozando. Porque lo que hoy nos ha regalado no ha sido una lección magistral, sino una lección más, una de las suyas. Y para eso hay que tener un don.

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