Pagafantas es el personaje que para caer bien invita a todos los que rodean a la chica que quiere ligarse sin darse cuenta de que lo explotan malamente, como le pasa a Pedro Sánchez, al que los demás le roban electores por todas partes.
El término se lo aplicó al PSOE un lector de periódico, Martes Carnaval, uno de esos que enriquecen los análisis de los periodistas. En las redes sociales aparece basura, pero también ideas que suman un saber cósmico.
En síntesis, Sánchez está pagando la decadencia del bipartidismo; además, y para matar al PP, ha optado por unirse partidos secesionistas y antisistema –ayuntamientos de Cataluña-- , mientras propone cambios constitucionales que dependen de esos grupos.
Tales amigos en ayuntamientos y CC.AA. están viendo que el pagafantas les regala su electorado, mientras tiene que seguir cargando con la desastrosa herencia económica y moral de Zapatero, a la que ocasionalmente alaba y por lo que a veces parece su clon.
Paga también la factura de la corrupción del PSOE por no haber luchado contra ella –Cháves, Griñán, EREs--, mientras, es asombroso, el PP pasa sin hundirse como merecería sobre la suya.
Está medio aislado entre los grandes pesos de su partido por su incapacidad para hacer amigos y por sus arbitrariedades, como la de organizar primaria y después sustituir por su imperial voluntad a los ganadores, como en la Federación madrileña.
Paga sus fichajes personalistas, como el ejemplar caso de la ambiciosa Irene Lozano, exdiputada de UPyD que se ensañó con el PSOE en los últimos cuatro años, y que se arrimó a este cuando vio que su partido se hundía.
Y como ese, otros fichajes propagandísticos de nulo valor que se unen a su propia liviandad, frecuentemente mal intencionada. ¡Paga el refresco, Pedro!
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SALAS