Revista Sociedad
Muchas cosas han pasado en esta piel de toro donde todavía un puñado de valientes seguimos llamando España desde mi último contacto con los lectores. En las últimas elecciones generales el PSOE sufrió una humillante derrota siguiendo su continuo descenso de apoyo ciudadano. El deseo de Sánchez de desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa, a pesar de sus reveses electorales, se había convertido en una cuestión personal. Sin programa ni más proyecto político que el poder consiguió unir un heterogéneo grupo de partidos sin más argamasa que un enfermizo antimarianismo. En la toma de posesión de su nuevo cargo presidencial prometió guardar hacer guardar y hacer guardar la Constitución. No fue sincero. Sus primeros anuncios de medidas están marcadas por prejuicios ideológicos y el pago de favores a quienes le apoyaron. Las elecciones autonómicas y forales pueden llevarle a coaliciones electorales fuera de la constitución y el sentido común. Como navarro la posibilidad de un entendimiento entre el nacionalismo vasco y el socialismo me causa pánico y honda preocupación. Exijo al presidente Sánchez una declaración de que respetará y hará respetar los derechos y libertades de los navarros recogidos de manera explícita en su régimen foral. Para nosotros los fueros son más importantes que la propia vida. Olvídese de la eutanasia, cuya prioridad no ha demostrado. Gobierne, gobierne ya, pero pensando en las necesidades e intereses de todos los españoles. No es diputado al Congreso. Tendrá mi apoyo y reconocimiento cuando acierte, pero denunciaré públicamente todos sus errores. Es mi deber y mi derecho.