Pedro y Pablo

“Me emociona vuestra carta y vuestra lucha, Pablo e @Irene_Montero_, y la de tantas madres y padres de bebés prematuros. En la defensa de lo común y la admiración por los profesionales de la sanidad pública, nos encontramos. Todo lo mejor para Leo y Manuel, unos grandes guerreros”, publicaba en Twitter el Sr. Pedro Sánchez.

Se congratula uno por los nobles sentimientos del presidente, que hace extensivos a los padres de tantos bebés prematuros, menos épicos en sus gestos que los retoños podemitas, quienes disfrutaron de un trato excelente y especial por parte de los renombrados profesionales de la sanidad pública. Leo y Manuel conocerán como primer domicilio paterno el chalet de Galapagar y no un piso de protección oficial en Vallecas, al que regresan otros muchos neonatos, y del que su padre pareció disfrutar mucho hasta que la Sra. Montero decidió buscar un hogar más acorde con las ideas sobre la educación de sus hijos, accediendo a una vivienda al alcance de muy pocos. Seguro que el cuarto de millón de euros que se le ingresó a D. Pablo en un paraíso fiscal por parte del gobierno venezolano no tuvo influencia alguna en las posibilidades económicas de la joven pareja que vive una realidad alejada -desde mi punto de vista- de la mayor parte de la población española que no tiene, ni tendrá nunca, acceso al lujo y la comidad de la que disfrutan nuestros conspicuos podemitas progresistas.