Un mundo extraño
Si hay algo que distingue a David
Lynch es su excentricismo para presentarnos sus obras. Y su surrealismo, a
veces tan confuso como hipnótico. Pero esta última cualidad no se manifiesta
tan puramente como el director supo volcar en Eraserhead, por ejemplo, con un grado de perturbación afilado; en
esta película de culto denominada Blue Velvet
(Terciopelo Azul) se puede percibir
algo un poco más convencional de lo que nos tiene acostumbrados el creador de Twin Peaks.
En esta historia que involucra elementos de intriga, suspenso y thriller
psicológico, nos topamos con un manejo de fotografía excelso y una
musicalización poderosa que juega todo el tiempo con provocar diversas
sensaciones en el espectador, la mayoría de una tensión asfixiante.
El relato nos remite a la vida de Jeffrey
(Kyle MacLachlan), un joven que tras
visitar a su padre en el hospital halla entre los arbustos una oreja humana.
Sorprendido, la guarda en una bolsa y la presenta en la comisaría. Inquieto y
con una curiosidad que lo carcome, visita al policía/vecino que lo había atendido
para interiorizarse acerca del caso, recibiendo del oficial una negativa de
entrometerse en el asunto. Intranquilo y alarmado, nuestro protagonista obtiene
información gracias a la hija del agente y no tiene mejor idea que comenzar a
hurgar en la cuestión, vinculándose en una cadena de enredos y sucesos tan
turbios como perversos.
Lynch
logra generar una proyección tan febrilmente retorcida como adictiva y sombría.
Uno de los puntos más importantes radica en su don natural para dotar a los
diferentes escenarios de atmósferas particulares que conlleven algún tipo de
sugestión magnética para el público. Y este componente sabe mecharlo y
acompañarlo de una puesta de luces destacable para ocasionar ambientes
sórdidos, siniestros y movilizadores.
Si bien ese plus onírico y surrealista como sello propio del director
no se apodera de la pantalla como en otras entregas de este gran conductor de
films, las metáforas visuales en determinadas secuencias dirán presente de modo
que podamos percibir esa huella, esa marca registrada que tanto despierta la
atención del observador.
Atrapante y enigmática de principio a fin, Blue Velvet fue aclamada y generadora de críticas muy positivas que
la catapultaron como otra obra maestra del extravagante guionista de The Elephant Man.
LO MEJOR:lo raro que siempre resulta ver una película de Lynch. La historia, la tensión que le imprime. Imprevisible, no se
sabe qué resolución habrá hasta la brillante “ending scene”.
LO PEOR:alguna que otra circunstancia que quizás merecía mayor información
adicional.
PUNTAJE:8,4