Lost Highway forma parte de otra de las obras de David Lynch que fue catalogada como película de culto. Aquí nuevamente su creador pone sobre la mesa todo aquello que pertenece a su particular abanico de recursos a la hora de rodar una proyección. Y así hipnotiza, mientras genera esa sensación de extrañeza que muchos espectadores no saben ubicar dentro de la grilla que se corresponde con lo que les gusta o disgusta. Es que cuando se habla de Lynch todo se presta a la diversificación de opiniones: a algunos les fascina y lo veneran; determinadas personas aborrecen su trabajo por no encontrarle sentido; a otros los atrapa aunque no intenten buscarle significado a lo que ven, simplemente dejándose llevar por el excéntrico magnetismo que refleja la combinación entre imágenes, música y una atmósfera siniestra, casi tétrica. Todo muy sugerente. Bueno, regular o malo, pero siempre con la capacidad de no abandonarnos en la indiferencia.Lost Highway tiene en el protagónico a Bill Pullman en el papel de Fred Madison, un músico de jazz en pareja con una cautivante Patricia Arquette como Renee. Lo recóndito se hace manifiesto cuando reciben unos cassettes en los que ambos se ven filmados por un tercero, en su casa, hecho que los alerta. A partir de allí y tras asistir a una fiesta y toparse Fred con un hombre sumamente misterioso (encarnado por Robert Blake), todo comienza a volverse más turbio e intrigante.
En el “Universo Lynch” el surrealismo tiene una importancia notable, y este film no es la excepción a la regla. Los pasajes oníricos y los virajes rotundos e inusitados no sólo tienen la función de desorientar e infundir aires enigmáticos, sino también de optar por un relato mucho más ambiguo y menos convencional que lo que otorgan un gran porcentaje de historias caracterizadas por un orden cronológico lineal. Por no ser de fácil lectura, muchos se jactan de que el director oriundo de Montana entonces hace trampa porque distorsiona los acontecimientos a escalas ininteligibles. El problema radica no en el arduo y minucioso trabajo mental al que debe someterse el observador para descifrar lo que en verdad sucede una vez finalizada la cinta, sino en lo que concierne al embrollo de dejar unos cuantos cabos sueltos y nudos que no sabe (o sabrá) si los podrá desliar.
En cuanto al desarrollo y aspectos técnicos que hacen a la narración, la fotografía logra una puesta en escena oscurísima prácticamente terrorífica, en donde una banda sonora potentísima (Rammstein, Marilyn Manson, entre otros) acrecienta los grados de tensión y suspenso que estimulan al público.Retorcida, jugada, curiosa e infrecuente, Lost Highway resulta difícil de puntuar y más aún de recomendar. Independientemente de las variadas acepciones o valoraciones que se hagan sobre ella, no pasa desapercibida como una película común y corriente, puesto que rompe ese molde y abarca todo lo contrario a ese encasillamiento.LO MEJOR:la atmósfera que crea, como costumbre en su filmografía, Lynch. No deja indiferente al espectador. Extrañamente hipnótica. El trabajo de fotografía, la música y la intriga.LO PEOR:difícil de definir. Compleja. PUNTAJE:7,4