Revista Cine
Nos visita hoy, venido desde tierras mañas, el amigo Marcos Callau, creador y director de orquesta del genial blog "El sueño eterno". En su blog, Marcos nos deleita con sus posts de poesía, cine, relatos y todo ello bajo el tamiz de "La Voz" musical por antonomasia, Frank Sinatra. Déjense atrapar por las letras de este artista llamado Marcos que hace de la palabra su arma con la que cambiar el mundo de nuestros sentimientos.
La función va a comenzar...
PRIMER CONTACTO CON EL CINE…y el jazz
Cuando se asentó mi niñez en la casa de Zaragoza en la que aún vivo mi contacto con el cine y la música fue, a partes iguales, abundante y satisfactorio. Yo nací en 1981, en Zaragoza, y raramente la música y el cine que asimilaba rebasaba la década de los sesenta. La primera vez que asistí a una proyección cinematográfica fue una reposición de “Blancanieves” (1937) en el desaparecido y ya olvidado cine Mola, sito en el Paseo de Sagasta. Confieso que no recuerdo nítidamente nada de aquélla sesión pero imagino que, dada mi corta edad, la bruja me asustaría mucho. Después he vuelto a ver “Blancanieves” varias veces y creo que el señor Disney producía cine de verdad con dibujos hechos a mano (sin ordenadores…léase “AVATAR”!!!) nunca superados en épocas posteriores. Aunque nací en los ochenta la única película que ví de aquélla época creo que fue “E.T.” y me pregunto quién no se enterneció con el muñequito de Spielberg. Pero este texto trata de las primeras películas que me marcaron y “E.T.”, desde luego, no está entre ellas. La primera película que realmente me caló hondo y de la que me pude aprender de memoria las escenas y casi todos los diálogos fue “Cantando bajo la lluvia” (1952). Con la película de Stanley Donen irremediablemente a medida que aprendía los entresijos del mundo del cine me iba enamorando de mi música preferida: el jazz, aunque tratado aquí como banda sonora, estaba muy presente con unos grandes números musicales de gran despliegue orquestal y con una excelente calidad para educar el oído de cualquier ser humano. Me recuerdo mañana y tarde tarareando la canción de Gene Kelly y soñando con un día lluvioso.Del jazz derivé rápidamente al swing con la inestimable ayuda de los vinilos que escuchaba mañana, tarde y noche de Frank Sinatra, Bing Crosby y Louis Armstrong. Así que llegué a “Alta sociedad” (1956). Con el paso de los años he podido comprobar que “Historias de Filadelfia” es mejor que su remake musical pero la frescura de la comedia de Charles Walters me llenaba de emoción ante las interpretaciones de mis tres héroes: Sinatra, Crosby y Armstrong. Para pasar de comedia en comedia, mi alimento cinematográfico habitual desde que tuve uso de razón, hablaré de “La fiera de mi niña” (1938) en la que descubrí el talento de Cary Grant y la excelencia de Katherine Hepburn partiéndome de risa con las escenas ideadas por el maestro Howard Hawks, que más tarde repetiría esta hazaña en “Su juego favorito” con Rock Hudson. El cine en blanco y negro siempre estuvo muy presente predominando en mi infancia pero, al llegar a la adolescencia, pude contemplar “Casablanca” (1942) y… crecí.Humphrey Bogart dirigido por Michael Curtiz establecía en la pantalla el héroe definitivo y maldito que representaría el mejor modelo a seguir que había visto hasta entonces en la gran pantalla de los sueños que, en definitiva, es el cine. Recuerdo que fue una historia que me impresionó de tal manera que la tuve que volver a ver al día siguiente para recrearme en su increíble final y, a partir de entonces, me adentré en el oscuro y grandioso mundo del cine negro del cuál todavía no he conseguido salir… porque tampoco quiero. Después de “Casablanca” pocas películas han llegado a impresionarme de la misma manera. Si bien, por nombrar alguna que llegara a impactarme de tal modo, “El Padrino” también causó en mí un efecto desconocido hasta entonces. Para terminar destacaré las mejores películas que he tenido la oportunidad de admirar en una pantalla de cine. Todas las pude ver en la Filmoteca de Zaragoza. Fueron “West side story”, “Desayuno con diamantes” y “Charada”. Pero siempre guardaré en la retina y en la mente el día en que descubrí el miedo, la primera noche que no pude pegar ojo, el sudor en las palmas de mis manos. El causante fue Alfred Hitchcock y “Los Pájaros” (1963) que pude ver en otra de esas magníficas reposiciones. Hasta aquí ha llegado la lista de las primeras películas que me introdujeron en el incomparable mundo del cine. Agradezco a Crowley esta iniciativa que me ha parecido de los más original y a todos los blogs que tratan de adentrarse en el mundo del cine para hacer las delicias de todos los cinéfilos.