Cuando nuestros hijos empiezan a dar sus primeros pasos, con un añito, empezamos a forrar nuestros hogares de seguros, barreras, protege esquinas, protege enchufes, topes para las puertas, quitamos todo lo que sea rompible o peligroso de su alcance. Todo es un peligro, o al menos los padres todo lo vemos como tal.A medida que cumplen años vemos que ya no hacen falta los protege esquinas, que los topes de las puertas estorban porque son ellos quienes las abren y cierran, y así vamos eliminando todo ese mundo protegido que habíamos creado para ellos.
¿Y ya está?. ¿Se acabaron los peligros entonces?, muy lejos de la realidad. Cuando ya controlan su pequeño cuerpo y su cabecita es capaz de idear travesuras más que peligrosas, comienza la segunda fase de los peligros domésticos. Mi hijo se ha convertido en un experto, encuentra cualquier cosa que pueda hacerle daño. Para muestra os dejo la siguiente lista:
- Enchufes: le encanta buscar un alargador o cualquier objeto con enchufe, localizar en la pared dónde puede introducirlo y probar a ver si funciona.
- Subirse a la mesa del comedor: para él es lo más, subirse a la mesa ayudado por la silla, ponerse de pie y saltar. Solo le falta decir ¡¡Jerónimo!!.
- Cinturones: abre el cajón, coge el cinturón que le gusta y se lo pone al cuello tipo bufanda. Le gusta pensar que es una medalla.
- Bañera: No suele estar solo en el baño, pero mientras se llena se cierra la puerta. Pero a él le gusta entrar, empezar a echar sus juguetes en el agua, ver si está calentita, y por supuesto coger aquel juguete que está más lejos. Ya se ha caído dos veces, y la postura del cuello, creedme ha sido algo extrema en ambas caídas. Porque por supuesto cae de cabeza, no cae de lado.
- Saltar encima de la cama de mamá y papá: esto si que es diver, sobre todo cuando con la emoción te vas acercando al borde de la cama sin darte cuenta.
- Cerrar ventanas con los deditos puestos en zona peligrosísima: Todavía no se los ha pillado porque mamá ha sido más rápida, pero para cuando llegue la primavera, todo se andará.
- Meterse en la boca cualquier objeto o plástico pequeño digno de ser tragado: De bebé mi hijo no fue un niño problemático en este sentido, no le dió por meterse cosas a la boca, nunca tuvimos ningún susto ni ningún problema. Quizá fue porque la dentición no le dolió en exceso al salir, o porque no le dio por ahí, vaya usted a saber. Pero ahora, todo acaba en la boca.
- Tragar la comida sin apenas masticar: Esto ya está a la orden del día. Mamá se molesta en partir los trocitos pequeños de la carne o del pescado, pero a él no le parece suficiente con un trozo, y pincha tres. O bien un trozo de jamón de york, anoche sin ir más lejos, un mordisco como su mano de grande no es aconsejable, y claro, nos dimos el susto padre.
- Estanterías a su alcance: nunca dejo a su alcance productos peligrosos, detergentes, etc. Pero sí hay leche, vinagre, aceite. Cuidado, pretenderán abrirlos cada vez que pasen por ahí.
Creo que con la lista expuesta resumo los peligros más graves y que muchas veces difícilmente podemos evitar. Mi hijo no suele estar solo en una habitación, pero creedme si os digo que es más veloz que el rayo. Y para cuando quiero darme cuenta ya le tengo dando botes en mi cama....Otro día me dedicaré al ámbito de las trastadas, trastadas que suponen que luego mami tenga el triple de trabajo, pero eso lo dejamos para otro día.
