El que diga que el escudo no pesa, miente. No es sólo un símbolo bordado en el pecho de una camiseta. Es mucho más que eso. Que esté colocado encima del corazón no es una casualidad, eso seguro. El escudo arrastra la tradición y la historia del Club al que representa. Por eso quien lo lleva y lo pasea por los terrenos de juego de todo el mundo, hace algo más que correr y dar patadas: está reflejando la imagen de un equipo. Tal vez sea por eso que la traición no se tolera, no se permite, no cabe en el imaginario colectivo. Entienden que formar parte de un equipo es un cincuenta por ciento derecho y otro cincuenta por ciento deber.
Sin embargo, en este gremio del balón somos muchos y muy variados, y lo cierto es que el fútbol se ha vuelto un mundo complejo y complicado donde no es oro todo lo que reluce (o sí) y en donde incluso el jugador deja de tener un poder de decisión real sobre lo que acontece a su alrededor. Este post va dedicado a algunos de esos “traidores”, suponiendo que sea justo o ajustado calificarlos así, que cambiaron su escudo y sus colores convirtiéndose en héroes y villanos a partes iguales. Curiosa dualidad. Habrá una segunda parte.
Luis Figo: F.C Barcelona 1995-2000, Real Madrid 2000-2005
Era más que evidente que Luis Figo estaría en esta primera recopilación. Curiosamente sus orígenes en España se remontan a mediados de los noventa cuando el entonces entrenador culé Johan Cruyff tanteó el mercado para hacer olvidar la marcha del talentoso Michael Laudrup rumbo al Real Madrid. A pesar de que el portugués, que militaba en el Sporting de Lisboa, había firmado precontratos con Juventus y Parma, recaló finalmente en el conjunto azulgrana. Y el resto es de sobra conocido. En Barcelona creció como jugador hasta ser uno de los ídolos de la afición siendo recordado su: “Blancos, llorones, saludad a los campeones”, tras ganar la Copa del Rey en el 98. Pero lo cierto es que en el aspecto contractual, Figo revisó en varias ocasiones al alza las condiciones de su contrato, presionando habitualmente incluso con su marcha. A mediados de 2000, el panorama de Madrid y Barça era movido a nivel institucional. Nuñez apuraba sus últimos meses de mandato blaugrana tras veintidós años al frente de la entidad, récord absoluto. Al otro lado del Puente Aéreo el Real Madrid buscaba sustituto para hasta el entonces presidente, Lorenzo Sanz. El propio Sanz y un casi desconocido Florentino Pérez se perfilaban para ponerse al frente de la Entidad. Al poco tiempo de empezar, éste último realizaba una sorprendente promesa: si es elegido presidente fichará a Luis Figo de su propio bolsillo. Es más, la promesa no queda ahí, no es sólo un bulo, el precontrato existe como tal y la cosa va en serio. La polvareda empieza a levantarse y los focos apuntan directamente al portugués que durante todo el verano niega tal historia. Pero de puertas adentro la situación es bastante distinta…
Figo, había buscado una mejora de su contrato pero debido al proceso electoral, ésta no podría llevarse a cabo hasta por lo menos el mes de junio. Es entonces cuando Florentino Pérez entabla conversaciones con José Veiga, representante del portugués, y se pacta un pago de diez mil millones de pesetas para liberar al jugador de la entidad blaugrana con una cláusula por la cual si rompían ese acuerdo debían indemnizar al club blanco con la mitad de esa cuantía, tres mil millones. Sólo un notable inconveniente: Figo desconocía ese movimiento pues su representante era plenipotenciario para firmar un acuerdo así de forma unilateral. Por esa misma razón, el propio jugador llegó a afirmar ante la prensa que no se marcharía. Pero claro, la maquinaria estaba en marcha. El 16 de julio, Florentino Pérez gana las elecciones. Días antes, él mismo había aireado el preacuerdo y Veiga no lo había desmentido en ningún momento. Mientras tanto, Figo guarda silencio. Con Florentino en el poder, todavía se producen algunos movimientos, el más extravagante el del propio Veiga que llegó a sugerir a Joan Gaspart, nuevo presidente blaugrana la posibilidad de abonar los tres mil millones para deshacer el fichaje. La respuesta es obvia: el día 24 de junio, Figo era presentado como nuevo jugador del Real Madrid siendo el fichaje más caro de la historia del fútbol hasta esa fecha.
Y con su presentación prendió la mecha. Se acuñó la icónica imagen del billetes de diez mil pesetas con la cara de Figo, acusaciones de alta traición etc, y un tiempo después, el 23 de noviembre de 2002, la sublimación del odio más absoluto. En su primer derbi, el portugués recibió una pitada descomunal en el Camp Nou pero para evitar la hostilidad pasó de un puntillas y la cosa no fue a mayores. No así en su segundo derbi en Barcelona. La presión fue descomunal: botellas, móviles, pelotas de golf cayeron al terreno de juego, y sobretodo lo más rocambolesco, la famosa cabeza de cochinillo, cuya imagen dio la vuelta por todos los medios de comunicación. El colegiado del encuentro, Medina Cantalejo se vio obligado a detener el partido durante un cuarto de hora y los antidisturbios tuvieron que situarse alrededor del terreno de juego en una noche negra para el fútbol.
Tres años después, el F.C Barcelona fue sancionado con cuatro mil euros por aquellos hechos y en general cada visita de Figo fue más tranquila que la anterior. Sin embargo, para los culés Figo está y estará muerto (deportivamente hablando) por su alta, altísima traición al Club que le hizo grande. No voy a juzgar aquí sus motivaciones personales porque honestamente las desconozco pero…imposible ser imparcial con él, sobre todo si tu corazón va con un equipo u otro.
Zlatan Ibrahimovic: Juventus de Turín 2004-2006, Inter de Milan 2006-2009, A.C Milan
Que la calidad de Ibrahimovic es inmensa está fuera de toda duda. Que la palabra lealtad a una camiseta no existe en su diccionario es también público y notorio. Ibra ha dejado su huella en unos cuantos equipos de Europa y es que, su fuerte carácter y su específica personalidad le alejan normalmente del vestuario y la directiva y, de hecho, nunca ha estado más de tres temporadas en un mismo club.
Italia ha sido el país que más ha marcado la carrera deportiva del sueco. Tras despuntar de forma espectacular en el Ajax, sólo era cuestión de tiempo antes de que un grande de Europa se hiciese con sus servicios. Y ese grande fue la Juventus que en el verano de 2004, previo deseo expreso de Fabio Capello y diecinueve millones de euros mediante, pudo disfrutar de la calidad de Ibra. No le duró demasiado pues dos temporadas después estalló uno de los conflictos más graves de la historia del fútbol italiano conocido como Moggigate que le costó a la Juventus los títulos conseguidos y el descenso administrativo a la Serie B. Por supuesto, Ibrahimovic abandonó la nave, y recaló en las filas del Inter de Milan por casi veinticinco millones y una ficha de las más altas del mundo.
Allí triunfó, como sólo lo consiguen jugadores con un talento innato como el suyo. Pero se cansó también. Y cerrado el exitoso periplo interista con Mourinho de entrenador, puso rumbo a Barcelona donde su relación con Pep Guardiola, el “filósofo” según sus palabras, no fue demasiado amistosa. Tras una sola temporada, hizo las maletas y, fiel a su linea, firmó con el eterno rival de la ciudad milanesa, el AC Milan. El grado de arrepentimiento o pesar por fichar por el rival por antonomasia de la ciudad milanesa fue nulo: “Los silbidos de los hinchas del Inter de Milan me van a motivar”. Ibra tenía la sensación de que ya no podía progresar en el equipo neoazurro (curioso dado el palmarés cosechado entonces, tres scudettos incluidos). Pero tampoco duró excesivamente. Qatar Investment Authority se cruzó en su camino con un salario escandaloso de catorce millones de euros y recogió las maletas rumbo al corazón de Paris con su nuevo equipo, el nuevo millonario Paris Saint Germain donde aun continúa su carrera.
El gran nivel desplegado a lo largo de su carrera le ha impedido tener demasiados enemigos en la afición. Tal vez sea porque le conocen demasiado bien y saben que dificilmente habrá un equipo del alma para Ibra. Lo mejor que se puede hacer con él es disfrutar de su juego hasta que se canse y firme por otro club. Así funciona la cabeza de uno de los mejores delanteros del mundo.
Mario Gotze: Borussia Dortmund 2010-2013, Bayern de Munich 2013-2014
“Fick dich, Götze”, o lo que es lo mismo: Vete a la mierda, Gotze. Así de cariñosamente recibió Dortmund al jugador que con anterioridad había sido el ídolo de la afición.
Mario Gotze es una de las jóvenes perlas con más talento de la renovada maquinaria alemana. Y así lo entendían en la cuenca alta del Ruhr en donde fue uno de sus máximos exponentes durante cuatro temporadas llegando incluso a obtener dos bundesligas de forma consecutiva, (algo que no ocurría desde mediados de los noventa). Todo eran sonrisas y buenas noticias hasta que llamaron la atención de sus vecinos ricos del sur, el Bayern de Munich, que vieron en Gotze el refuerzo ideal para volver a una linea ascendente que ya se perfilaba en los meses anteriores. Los rumores fueron cobrando fuerza hasta que, en la víspera de la semifinal de Champions frente al Real Madrid en abril de 2013, se hizo oficioso su fichaje por el propio jugador. La oleada de furia e indignación no se hizo esperar e incluso un aficionado quemó una camiseta del jugador y lo colgó en Youtube. El propio Gotze tuvo que cerrar sus redes sociales en donde estaba recibiendo incluso amenazas de muerte. El Borussia Dortmund emitió un comunicado afirmando sentirse “extremadamente decepcionado” con el jugador, y Marco Reus, compañero suyo, tuvo que salir a pedir comprensión y apoyo a la afición para aplacar un poco los tensos ánimos.
Ese mismo verano se hizo oficial su marcha por treinta y siete millones de euros, su cláusula de rescisión. Su marcha se convirtió en el símbolo de la caída del Dortmund que tampoco ha podido evitar que su otra estrella, Robert Lewandoski, firmase también con el Bayern.
“La búsqueda de dinero muestra el corazón que uno tiene realmente. Vete a la mierda, Götze”. Ese era el mensaje completo que lucía en el Westfalenstadion días antes de que ambos equipos disputasen la final de Champions. Gotze no sufrió en el terreno de juego la dura presión pues se encontraba lesionado. Tampoco llegaría a disputar la final de Champions contra su futuro equipo…
En Dortmund siguen sin perdonarle y dificilmente lo harán. Su fichaje ha representado para ellos muchas más cosas que la necesidad de buscar nuevos aires u objetivos más altos. Entienden que el dinero ha corrompido sus ideas traicionando sus orígenes como jugador en un club al que llegó siendo sólo un crío.
Continuará…