Hace unos años, cuando vivíamos en el país de Nunca Jamás y dinero parecía brotar de los árboles, toda nuestra geografía se llenó de edificios mastodónticos, no importaba mucho su utilidad, lo que importaba era que fueran grandes y caros. Los edificios públicos aparecían en los lugares más insospechados bajo el pretexto de estimular la economía local. La conservación de la Naturaleza fue en muchas ocasiones el argumento para construirlos, pero lo cierto es que una vez concluidas las obras, incluso después de inaugurarlas a bombo y platillo, la mayoría de esos edificios permanecen vacíos y sin ninguna utilidad.
Centro del Urogallo. Fotografía: Fernando Rodriguez (LNE)
Un ejemplo de esta burbuja inmobiliaria ambiental es el Centro de Interpretación del Urogallo. Para su construcción se derribaron las antiguas escuelas de Tarna y en su lugar se gastaron 676.766 € en construir una mole de hormigón blanco, un auténtico monumento al mal gusto, ubicada en uno de los paisajes más impresionantes de Asturies. El 7 de mayo de 2010 el centro fue inaugurado, presentado ante la prensa completamente vacío y sin ningún equipamiento, pero con la promesa de que en pocos meses estaría operativo. Ya han pasado 3 años desde entonces, y el centro sigue igual que cuando se inauguró, vacío, sin equipamiento y sin urogallos.
Pero el caso más sangrante de este tipo de edificaciones es el Centro de Recuperación de Fauna del Parque de Redes. Se trataba de una infraestructura necesaria y demandada durante muchos años, ya que Asturies, al contrario que otras comunidades autónomas, no contaba con ningún centro adecuado para este fin y en su lugar unos pocos veterinarios hacían lo que podían para salvar la vida a los animales heridos que llegaban al centro improvisado situado en la piscifactoría de Infiesto.
Por fin, en el año 2008 se inició la construcción de un centro de recuperación, que pretendía ser el "equipamiento estrella" del Parque de Redes. Al igual que con el centro del urogallo, no se escatimaron gastos y se invirtieron 4 millones y medio de euros en la ejecución de las obras. A día de hoy, el centro finalizado en 2010, completamente equipado con quirofanos, equipos de rayos X, jaulones de recuperación y musculación y todo lo necesario para su puesta en marcha, se encuentra cerrado y tal como afirmó el anterior consejero de Agroganadería y Recursos autóctonos, su apertura "está paralizada de forma indefinida". Se había presupuestado la obra, alguna empresa ha obtenido importantes beneficios a costa del dinero de todos, pero no se tuvo en cuenta que todo hospital, además de ladrillos y aparatos necesita personal.
Para que os hagáis una idea de lo que se podría hacer con ese dinero, el presupuesto anual de todos los centros de recuperación de Castilla la Mancha, donde trabajaban 6 veterinarios, 2 biólogos y 6 ayudantes y que en 2011 habían recuperado más de 2500 animales, incluidos muchos linces ibéricos, buitres negros y águilas imperiales, es de 500.000 €. Por cierto, la señora Cospedal ha despedido el año pasado a todo el personal, así que el presupuesto actual es de 0€.
Lo cierto es que a día de hoy, después de varios años de despilfarrar dinero público, los urogallos están cada vez más cerca de su extinción y los animales heridos siguen sin un centro de recuperación, pero en su lugar hay dos enormes edificios cuyo mantenimiento a pesar de estar cerrados sigue sangrando las arcas públicas.