Miércoles 29 de agosto
Hoy ha sido un gran día. Ha hecho sol, sí, sol y no solo un rato, ¡ha hecho sol todo el día! A pesar de haber estado toda la noche lloviendo y amanecer, también, lloviendo ha despejado en cuestión de minutos y ha hecho un día maravilloso. Fresquito, eso sí, pero nada que un polar no pueda arreglar.
Desde el mismo camping donde estamos sale la Coast Path, un sendero dirección oeste hacia Pothclais y St. Justinian (que ya hicimos la semana anterior) y un sendero dirección este hacia Solva. Éste último es por el que caminaremos hoy, cuatro millas y media, unos siete kilómetros, de acantilados, playas con aguas cristalinas, prados de un verde intenso y, hoy sí, un cielo azul con nubes blancas. El sendero, con paradas incluidas para hacer fotos y disfrutar del paisaje, son unas dos horas de caminos fáciles y bastante llanos solo con algunas subidas y bajadas no excesivamente empinadas y apto para casi todo el mundo.
Llegamos a Solva justo para comer y hoy el día es perfecto para disfrutar de un pícnic al aire libre en el resguardado puerto de esta pequeña población.
Para volver, en lugar de hacer el trayecto inverso, cogemos el bus que nos trae devuelta a St. Davids. La frecuencia de paso es muy baja así que mientras esperamos al siguiente, entramos a MamGu a tomar un té caliente y unas deliciosas welsh cakes, especialidad de la casa.
Llegamos al camping sobre las cuatro de la tarde, hora perfecta para descansar un rato, escribir o irse a hacer running por el mismo sendero que acabamos de hacer esta mañana (apto solo para personas con un buen estado físico), antes de ir a ver atardecer a Whitesands Beach.
Con catorce grados de temperatura y, a pesar de ello, hay gente bañándose en las heladas playas atlánticas. Algunos se recogen antes de que caiga el sol, otros aprovechan ese momento mágico para darse ese refrescante chapuzón y yo solo pienso en la sopa caliente que me voy a tomar en un rato para poder entrar en calor.
El sol se esconde por el horizonte, tiñendo el cielo de naranja.
Y ya en la oscuridad del camping solo se ven las estrellas y una enorme luna de color cobrizo.
Jueves 30 de agosto
Nuestro viaje de vuelta a Barcelona ha comenzado y aprovechando el “buen” tiempo (con que poco nos conformamos…) seguimos, con algunas variaciones, el mismo camino que hicimos los primeros días pero al revés. Aprovechamos, así, para hacer alguna parada que en el trayecto de ida nos dejó mal sabor por culta del tiempo lluvioso. No es que el sol luzca radiante, pero, podemos pasear sin necesidad de paraguas y de entornar los ojos para que no nos entre esa lluvia fina y persistente.
Pembroke, que a penas pudimos visitarlo dos semanas antes, es hoy un lugar mucho más agradable. Custodiado por un castillo normando convertido en una formidable fortaleza gracias a su ubicación en un pequeño promontorio y rodeado en tres de sus lados por el río Pembroke, fue testigo del nacimiento del Rey Enrique VII, primer galés en subir al trono de inglés y fundador de la dinastía Tudor.
Un camino recorre los alrededores del castillo desde donde se pueden obtener diferentes vistas y, si el tiempo acompaña, como hoy, aprovechar las mesas de pícnic para comer algo al aire libre. Quizás unos pasteles salados rellenos de verduras y/o carne y de postre unas deliciosas welsh cakes compradas en The Cake Shop Treat Box.
Antes de llegar a Tenby, donde nos alojaremos las siguientes dos noches previas a nuestra vuelta, hacemos una breve parada en Manorbier Beach. Estiramos piernas, corremos y saltamos por la dura arena mientras hay marea baja.
A pocos kilómetros de Tenby, en la carretera que se dirige hacia Saundersfoot encontramos el Well Park Caravans, un parque de cabañas prefabricadas con zona para acampar y muy próximo a ambas poblaciones.
Finalizamos la tarde en la bonita Tenby. La marea, aún baja, nos permite pasear por su enorme playa y por su puerto rodeando las embarcaciones pesqueras que permanecen varadas en la arena, pero minuto a minuto el agua del atlántico va ocupando más espacio hasta inundar por completo todo el estuario cambiando el paisaje radicalmente.
Cae el sol y es hora de volver al camping para cenar y descansar.
Viernes 31 de agosto
Llegó nuestro último día en tierras galesas y para acabar este viaje en el que han predominado los paisajes y los senderos (quizás ha sido el viaje en el que más hemos caminado), hacemos un último tramo de la Pembrokeshire Coast Path. El recorrido que discurre desde Saundersfoot hasta Tenby es un sendero de dificultad media con bastantes desniveles y, a diferencia de los otros que hemos hecho, las vistas no son nada espectaculares, vamos que no hay vistas porque todo el trayecto, aunque paralelo a los acantilados, transcurre por zonas de frondosa vegetación. Un total de 7 kilómetros con subidas y bajadas constantes tuvieron la culpa de que llegásemos a Tenby con el corazón en la boca y muertos de sed y de hambre. Buen final de viaje ¿verdad?
Pero no, aquí no acaba todo, ya he dicho que llegamos con muchísima hambre y que hay mejor que saciarnos con algo tan tradicional como un fish and chips de Tenby’s Fish and Chips, muy cerca de la puerta principal de la muralla que rodea la ciudad.
Aprovechamos la tarde para descansar, dormir una siestecita e ir recogiendo trastos para que al día siguiente la salida no se nos demorase demasiado, pero, ahora sí que sí, acabamos nuestras vacaciones con una cena en el Hope & Anchor Pub, un gastropub muy concurrido con grandes raciones de comida y cerveza local. Cenamos unos moules marinere, un plato de pescado del día fresco preparado con patatas y ensalada y un plato enorme de pasta frutti di mare (estilo galés).
Y ya en la oscuridad de la noche galesa, nos despedimos de este increíble y lluvioso país.
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