Revista Cultura y Ocio
Un reclamo por carta electrónica —¿hasta cuándo habrá que especificar esto?— de Quico Magariño —él firma Kiko— me ha llevado a una antigua entrada de este blog sobre un excelente trabajo teatral que pude ver aquí en Cáceres hace once años. La entrada —insisto— comenzaba así: «Iba a escribir sobre el espléndido montaje de la compañía extremeña «Teatro del Noctámbulo» que vimos en el Gran Teatro de Cáceres el sábado pasado, El hombre almohada,cuando sentí el estremecimiento de la noticia en las emisoras de radio y en los periódicos. Detenidos en Barcelona y Valencia dos tipos de 21 y 29 años acusados de abusos sexuales y torturas a menores y distribución de pornografía infantil. Entre el material incautado hay videos en los que se golpea y tortura a niños y niñas de edades no superiores a los doce años, algunos incluso bebés». Me da mucha pena recordar aquí, a propósito de aquello, lo que he sabido hace muy pocos días sobre la desarticulación de una red de pedófilos y que me reproduce aquel estremecimiento, sobre todo, porque han pasado más de once años. Yo no quiero seguir cumpliendo años así; con esa mollar indolencia —sí, por partida doble— de que la historia se repite y que la educación ni nos ocupa ni nos preocupa. Lástima.