Las perlas de Penélope Cruz: «Los recortes a la cultura y la subida del IVA a espectáculos culturales son escalofriantes», «me dan miedo muchas de las decisiones que se están tomando, pero no sólo en este sector, sino también más allá», o el famoso «el tema de la educación en España es para tirarse de los pelos».
Nuestra actriz más internacional se contagia de las ideas que profesa su esposo, el Sr. Bardem, quien probablemente, las heredara de su augusta progenitora. Es más curiosa la diferencia entre esos ideales y el modo en el que gastan el dinero honradamente ganado con su profesión de actores. Nada que objetar en cuanto a ocupar una de las mejores habitaciones en el Monte Sinaí de Nueva York para alumbrar a su vástago, pero no queda bien confesarse antiimperialista y simpatizante de la causa palestina, salvo que vivan en la ignorancia de que tal centro hospitalario, uno de los mejores del mundo, es de capital judío, por si el nombre no les sonaba a nada. Ahora se descuelga con el tema de la educación, recordándome a quien dijo, hace pocos días, que habíamos retrocedido cuarenta años en este aspecto. Casi me alegro. Hace treinta, las universidades españolas producían titulados que trabajaban en todos los países del mundo, del primero, por supuesto, y los alumnos de enseñanza secundaria se contaban entre los mejores de Europa. Ahora hemos fabricado una universidad endogámica, incapaz de ver mucho más allá de sus propias narices, con títulos de catedrático repartidos entre los conocidos o adeptos a ciertas ideologías, o centros en los que se exige como lengua vehicular un idioma minoritario, como el vasco, el gallego o el catalán, desanimando a extranjeros que pudiesen venir a enriquecer nuestro pobre acervo cultural. Pese a todos los defectos, el Sr. Wert, propugna un sistema educativo común para todos los ciudadanos en la enseñanza básica, estupendo sistema para terminar con diferencias de nacionalismos aldeanistas, tanto como para mejorar el nivel general de los jóvenes estudiantes. Después, si los recortes obligan a tener cinco alumnos más por aula, no parece que sea un motivo para tirarse de los pelos, y menos para una actriz que dispone de los mejores centros educativos privados en el Londres en el que reside, y donde a buen seguro, enviará a su hijo. Y hace bien. Pero confesarse de izquierdas y tirarse de los pelos, me parece una muestra de hipocresía.