En la Costa del Azahar, Peñíscola se erige como un paraje único, hermoso y con mucha historia, ya que su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural, se arremolina en torno al promontorio rocoso que preside el castillo. Todo el caserío de Peñíscola se halla protegido por un imponente conjunto de murallas que se levantan sobre acantilados verticales, e impracticables, y que contribuyeron a que esta fortaleza fuera considerada inexpugnable.
Gran parte de la recia construcción del castillo se llevó a cabo en el siglo XIII, época en la que Peñíscola era propiedad de la Orden del Temple. La fortaleza se erigió sobre los restos de las antiguas fortificaciones árabes. Con posterioridad, la Orden de Montesa y el controvertido Papa Luna completaron la magnífica obra. Ya en tiempos de Felipe II, durante el siglo XVI, se construyeron una serie de baluartes de estilo renacentista diseñados por el artista italiano Antonelli.
Castillo de Peñíscola./rastrojo
En el castillo de Peñíscola se refugió y vivió sus últimos años el papa Benedicto XIII, el español Pedro Martínez de Luna al que, después de nombrarlo papa durante el Gran Cisma de Occidente, lo descabalgaron del cargo en el Concilio de Constanza. Pero solo abdicó forzado por el rey de Aragón. En la fortaleza siguió firmando como papa hasta su muerte en 1423. En la lista oficial figura como antipapa.
El recinto amurallado cuenta con tres puertas de acceso: la de Sant Pere, también conocida como la del Papa Luna, junto al puerto pesquero; la puerta de Santa María, junto al balcón de Pilatos y construida en 1754 bajo el reinado de Fernando VI; y el portal Foshc (también llameo puerta de Felipe II), construido en 1596 de cara a la playa Norte.
Monumento al Papa Luna en el castillo./Valdivia
El itinerario por el castillo puede comenzar por la puerta de San Pedro, que mandó construir el papa Benedicto XIII. Pronto, el viajero se topará con el El Bufador, gran orificio natural que se encuentra entre la muralla y las casas y que comunica directamente con el mar. Ya en el castillo, es recomendable prestar atención a todas las dependencias, como el aljibe, el cuerpo de guardia, las caballerizas, las habitaciones pontificias, el salón del Cónclave, el salón gótico del Comendador, las mazmorras o la iglesia.
De carácter religioso sobresalen monumentos como la iglesia parroquial del Perpetuo Socorro, de origen medieval y de interés histórico-artístico. Peñíscola cuenta con otro edificio canónico de gran significación: el santuario de la Virgen de la Ermitana, que se halla anexo al castillo, fue construido en estilo barroco a principios del siglo XVIII y tiene pintorescas viviendas a su alrededor, como la Casa de las Conchas, en las que se ven estrechas fachadas y encaladas que asoman a calles retorcidas.
Patio de armas del Castillo de Peñíscola./makinal
También de enorme interés resulta para el viajero una visita al puerto pesquero de Peñíscola. La llegada de las barcas de pesca al recinto, sito a los pies de las murallas medievales, resulta especialmente atractiva. Si parte de aquí, el viajero podrá recorrer la fachada marítima donde vislumbrar magníficos acantilados sobre los que se levantan las colosales murallas del castillo. Y como aderezo, el Museo del Mar para completar el recorrido cultural.
En la actualidad, Peñíscola es, sin duda, uno de los principales centros turísticos de la provincia de Castellón y del Mediterráneo. Tiene más de seis kilómetros de playa y excelentes calas donde tomar un baño. Historia y ocio se dan la mano para ofrecer al viajero una escapada ideal de fin de semana. La oferta de alojamientos aquí es amplia y variada. Haz clic en este enlace para encontrar aquellos hoteles de Peñíscola donde poder pernoctar junto al espléndido castillo y la fachada marítima.
Dónde dormir: Hotel Mare Nostrum; C/ Molino 4; 12598 Peñíscola (Castellón); teléfono: 964481626.
Dónde comer: Restaurante El Mirador; C/ Santos Mártires 15; 12598 Peníscola (Castellón)