La fotografía es del pasado 26 de Diciembre de 2.011 y fue tomada desde la estación espacial internacional, publicada por la NASA en su página web. Muestra la península Ibérica vista desde el oeste, Portugal en primer plano, con las rutilantes luces de Lisboa resaltando en la parte inferior de la imagen.
Quinientos años no es apenas tiempo para este planeta azul, y menos todavía, en la historia del universo; hace medio milenio, un segundo interestelar, la fotografía hubiese mostrado una gran mancha negra en la costa del Sol, Madrid o el norte de Africa. No sé si hemos avanzado mucho o poco, pero las condiciones de vida son sustancialmente diferentes que hace cinco siglos, al menos para una pequeña parte de la población, que sigue viviendo encima de un tercer mundo anclado en el pasado mientras predicamos el progresismo de salón. La Tierra es indiferente a estas pequeñas y grandes miserias y espera paciente, a ser devorada por el sol, cuando se convierta en una gigante roja, próxima a su final como estrella; entonces, probablemente, no quede ni rastro de nuestra especie, para la que las condiciones climáticas serían insostenibles. Mientras tanto Alonso y su Ferrari, con o sin modelo suiza, las miserias de Zapatero, los parados y los privilegiados, no se ven a tanta altura; no suponen nada más allá de minúsculos seres que pululan con más pena que gloria sobre la corteza de nuestro joven planeta. Para entender las cosas, es precios disponer de un punto de mira elevado, y el de la estación espacial lo es. Tanto que no se distingue a ningún ser humano, más allá de las luces que fue capaz de encender hace poco más de cien años, lo que ofrece una idea de nuestra verdadera relevancia, no ya en el universo, sino en nuestro pequeño sistema solar. La humildad es más una necesidad que una virtud trasnochada.
NOTA: Pinchando con el botón derecho del ratón “ver imagen” se obtiene la vista ampliada de la fotografía