Revista Espiritualidad
La percepción errónea de control que queremos tener de nuestro mundo, y así nos negamos a gestionarlas adecuadamente para así hacerles frente y salir reforzados de las mismas.
Puede que mientras estás leyendo este articulo te encuentras de compras en una tienda de ropa, o de alimentos, o incluso ultimando esos preparativos en casa para el esperado fin de año. Seguramente habrás tenido en cuenta algunas de esas pequeñas supersticiones que siguen como el poder comprar ropa interior de color rojo, o habrás seguido muchos de esos consejos que encuentras en las redes sociales o que incluso te habrá comentado algún conocido o amigo para que tu nuevo año sea más feliz, o simplemente, como dicen algunos, simplemente que tras la última campanada de 2015 se vaya todo lo malo y comience un nuevo día lleno de tranquilidad y bienestar.
Estas estrategias que ponemos en marcha a comienzo de cada año y que en muchas ocasiones responden a lo que denominamos el pensamiento mágico, solo buscan generar en nosotros una mayor posibilidad de control sobre nuestro nuevo camino. Control que sin duda alguna está lejos de nuestras posibilidades, ya que como sabes nosotros no controlamos esas miles de situaciones diarias que podemos vivir cada día. Por eso acudimos a lo que haga falta con tal de disminuir la incertidumbre ya que esa sensación nos genera malestar, inseguridad y en muchas ocasiones incluso un miedo a todo, incluso al propio miedo. Cada fin de año nos sucede lo mismo, por una parte queremos que todo lo que nos suceda sea bueno, cosa que se aleja de la realidad, debido a que en la vida siempre nos van a suceder cosas que no nos gustarán y otras que serán propios de nuestra vida pero que ignoramos ya que no hemos aprendido a gestionar, como la pérdida. Pensamos que si no hablamos de esas situaciones que denominamos accidentales parece que disminuyeran su probabilidad de que sucedan, es la percepción errónea de control que queremos tener de nuestro mundo, y así nos negamos a gestionarlas adecuadamente para así hacerles frente y salir reforzados de las mismas. Todas esas situaciones nos dan miedo y a veces queremos alejarlas de nosotros de la manera más sencilla, jugando con la sensación ilusorias de control, es decir, acudo a la suerte o la magia. O simplemente, como hacen muchos, cierran los ojos dejando que la vida pasa e ignorándolas, simplemente en nuestra vida no tienen cabida y las ignoro. Así pienso y genero la falsa creencia de que todo entra en un patrón único de respuestas, y que soy yo quien las controla. Pero esto funciona mientras no sucede nada malo, con el tiempo me daré cuenta que el propio transcurrir de la vida me hará más vulnerable a vivencias acontecimientos no tan gratos, que soy incapaz de predecir y que en la gran mayoría de las ocasiones me generan malestar. Por eso debo de luchar contra mis propios miedos, afrontándolos y convertir en cotidiano aquello que me asusta, así el hablar de esas situaciones que llamamos tabú nos ayudan a acostumbrarnos a que las situaciones se normalicen. Eso no evitará que sufras, no te lleves a engaño, el dolor es una emoción que debemos de sentir y aprender a gestionar adecuadamente. Al mismo tiempo debo de comenzar a trabajar con mi pensamiento, y generar pensamientos positivos sobre mi, sobre mi mundo y conjuntamente debería de comenzar a potenciar la vivencia de las emociones positivas. Todo ello sin duda te dará la potencialidad de gestionar adecuadamente todas aquellas situaciones desagradables que pudieran dar cabida en tu vida, y el confrontarlas te hará más autoeficaz lo que repercutirá sobre tu propia imagen y tu autoestima. Sin duda mejorará tu sensación personal sobre ti mismo, pero además te dará la posibilidad de llevar tu el timón de tu vida y no la magia o la suerte. Atrévete.