Revista Opinión

Pensamiento positivo versus Fe

Por Proferay

 

Mucho se ha hablado en las congregaciones cristianas sobre el “pensamiento positivo”.

Se han escrito libros en base a esta idea de verlo todo color de rosa aún cuando hablemos de temas negros. Se ha dicho que una perspectiva negativa o “no positiva” se encontraría encuadrada dentro de la frialdad espiritual o, en el mejor de los casos, se trataría de una ausencia de fe, o de un caso de fe debilitada.

Cuando se arenga desde los púlpitos a poseer una visión positiva de las cosas, ¿a qué se apunta?

¿A pensar que las cosas van a ir mejor, cuando Dios ya dijo que la maldad aumentaría a medida que nos acercamos al fin de los tiempos?

¿A no prestar atención a los deslices de la fe, de ciertos ministerios, hacia objetivos netamente materiales y egoístas?

¿A no juzgar las cosas que el Señor detesta como, por ejemplo, a los pastores que dicen “El Señor me ha dicho” cuando Dios no habló?

Hace unos días leí, en el diario Clarín, una nota sobre la empresa Telecom Francia acerca del suicidio de varios de sus empleados.

Sarah Dumas, quien es coach de servicios de atención telefónica al público de esa empresa, dijo lo siguiente tratando de explicar el problema:

Los gerentes de recursos humanos han enloquecido.
El clima laboral se ha vuelto irrespirable,
no quieren escuchar hablar de stress y sólo de pensamiento positivo.
Por causa de la presión, va a haber más suicidios
“.

Muchas congregaciones actuales, sobre todo las “mega” son excelentes fábricas de autómatas que siguen un patrón establecido de tareas para el “bienestar y crecimiento” de la iglesia.

Muchos de estos seres, viven en un nivel de stress sin precedentes, pero al cual no pueden renunciar porque necesitan “pensar en positivo” en forma constante, no dar señales de que están atravesando stress y dar una “imagen de victoria” cueste lo que cueste. Ya sabemos que muchos cristianos en la actualidad fingen un buen nivel espiritual (u ocultan su calamitoso estado) añadiendo trabajo y actividades a sus vidas, para ser considerados “fieles”.

Prácticamente se ha convertido a algunas de estas congregaciones en empresas bien gerenciadas, con muchos miembros que participan obedientemente de todas las actividades que se les proponen mientras van dejando en el camino al que le cuesta caminar.

En estas congregaciones, no hay lugar para los débiles. No existe espacio para los perdedores. No se admiten pensamientos contrarios o que disientan con la Voz de quien lleva el mando de las mismas (y no es precisamente la voz de Dios, sino la de quien se siente autor del “éxito” aparente que descansa debajo de sus pies).

Encontrar un líder es cosa compleja. ¡Muy compleja! Líder podría llamarse a quien atravesando tal nivel de vanidad, reconoce públicamente que ha equivocado el rumbo. Tonta cosa es pensar que existirá alguien capaz de renunciar a tantas posesiones. El joven rico es un garbanzo al lado de algunos “líderes” actuales.

Si mal no recuerdo las palabras del apóstol Pablo, en Romanos 15:26 decía:

“Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén.”

Las ofrendas que sostenían a Pablo eran “suficientes”. No aceptaba Pablo ninguna abundancia material, sino espiritual. Cuando solicitaba algo a sus ovejas, mayormente era oración en su favor, pero no dinero.

El dinero se reunía y se utilizaba “para los pobres que hay entre los santos”.

Alguno dirá: “Bueno, pero en la época de Pablo no existía la imprenta, hoy existen otros gastos en el ministerio”, y yo digo: ¿Alguien puede creer que el dinero de las ofrendas y los mal “exigidos”  diezmos, van a cubrir gastos del ministerio solamente?

Yo les aseguro que no es así. Ya que el ministerio principal de la iglesia debe ser el ayudar a los hermanos que están sin trabajo. A los pobres. A los enfermos. A los débiles en la fe, para que no claudiquen.

Pero… ¿En qué se gasta entonces el dinero que debiera servir para sostener a los más pobres de nuestros hermanos?

En luces láser, en efectos de humo, en mejores micrófonos, equipos de audio, teléfonos celulares de última generación, también en automóviles que no podrían haber adquirido de otro modo, sino gracias a la lana que de las ovejas se han provisto, o sea… en vanidades. Aún podríamos poner en esta lista la cantidad de dinero invertido en la publicación de libros llenos de palabras huecas, adornadas con versículos para dar sensación de veracidad a genuinas herejías doctrinales.

¿Exagero? Leamos Ezequiel 34:2-5 :

“Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?

Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.

No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.

Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.

Lamento no poseer el tiempo suficiente para meditar a fondo estas cuestiones y plasmar aquí un desarrollo más profundo de lo planteado.

Mis tiempos son cortos actualmente, con mucha tarea laboral secular para sostener a mi familia en un grado que raya la indigencia, con problemas de salud, problemas de dinero, problemas alimentarios…

¿Suena a queja? No se equivoque hermano. Nunca fui más feliz en el Señor que ahora. Mis tiempos serán escasos, pero mi corazón está agradecido a Dios por este período que sabrá acortar cuando así lo desee.

A estas alturas, cualquiera en la “mega” me habrá tildado de “falto de fe”, “hipócrita”, “traidor”, “frío espiritual”, “carnal”…

Gracias a Dios, mi comunión con Él en la actualidad no conoce límites y es precisamente atravesando este breve desierto que he conocido el secreto de Sus revelaciones.

Existe un oasis espiritual para cada uno de Sus hijos.  En Juan 6:45, Jesús dice: “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios.”

Podemos tener comunión con el Señor y ser enseñados por Él. ¿Imposible? No me gusta esa palabra y menos viniendo de Dios. Jesús mismo lo dijo, no lo he inventado yo.

Siento un gozo inmenso cuando descubro cada día un nuevo significado para los versículos que antes leía en forma “pre-masticada” por otra persona que a su vez había aprendido lo que estaba enseñando gracias a otra persona (y así sucesivamente).

Hoy Dios manifiesta Su revelación día a día y no temo a nada. Lo que vivo lo vivo en la confianza de saber que Él está en forma permanente a mi lado.

Me he encontrado con cientos de hermanos heridos, que por no estar congregándose sienten que ya no son cristianos.

Les aclaro que no es así y les devuelvo las ganas de leer la biblia, de aprender que otros se han equivocado al inculcarles la culpa por cuestiones meramente tradicionales, y me voy feliz cuando veo nuevamente brillar esos ojos con la luz del Señor.

Muchos, al darme a conocer como cristiano, desconfiaban de mis intenciones. Luego, al notar que no les pido su dinero (ni lo deseo), no les pongo pautas o reglas (jamás ha servido de nada), les invito a regresar a la lectura de la biblia y a conocer al Dios que les enseñará lo que necesitan saber. Nada más.

Hacer la obra de Dios no es tan difícil y produce mucho fruto. ¿Que no lo ves en mi vida? Lo siento. Que no lo veas, no significa nada para mí. ¡Él sí lo ve!

Que el Señor te siga bendiciendo !!!


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