Revista Espiritualidad

Pensamiento y Mente: Nuestros Amigos o Nuestros Enemigos.

Por Jjrivero

Pensamiento y Mente: Nuestros Amigos o Nuestros Enemigos.

Imagen tomada de
 http://www.alcione.cl/nuevo/var/misc/assagioli/alegria_01.jpg

Una noche cuando era pequeño y me iba a la cama, me sentía temeroso, no sabría decir por qué, pero en el momento que como cada día mi madre me daba las buenas noches, uy!!  las buenas noches de mi madre, creo que eso son de las experiencias que uno nunca olvida, ahora no son ni mejores ni peores, seguramente las recordaré igual, como inolvidables, pero aquellas buenas noches tenían un poder en nosotros. Bueno, pues aquella noche creo que no tuvieron tal poder, ya que cuando apagó la luz, sentía un miedo atroz, veía monstruos  y fantasmas por toda la habitación, me metía debajo de la sábana, pero era incapaz de apartarlos de mí, estaba asustadísimo. Así que llamé a mi madre y me dijo, ¿qué te sucede Jose?, yo le comenté el miedo a aquellos monstruos del fondo de la habitación, y sabiamente ella me dijo: Tranquilo niño, no temas, ahora verás la realidad, y encendió la luz. Eran los peluches de siempre inofensivos.
Pues amigos de esta manera funcionan los monstruos de nuestra mente, son aterradores y dan miedo, nos paralizan, nos generan ataques de pánico, crisis de ansiedad, y miedo, mucho miedo, sin embargo, cuando alguien acude a la habitación de nuestra mente y nos dice calma, no tengas miedo niño, y nos enciende la luz interior, vemos como son los peluches de siempre, nuestras ideas, es decir, palabras y palabras que nos recuerdan nuestros temores.
La personas estamos todo el día teniendo pensamientos de todo tipo, la gran mayoría negativos, nos criticamos en exceso, eso no esta bien, que torpe eres, no vas a poder hacer eso, casi el 80% de los pensamientos que tenemos nos recuerdan cosas negativas. Y lo hacen principalmente mediante las palabras, nuestra mente parece una emisora de radio local emitiendo el parte diario con el título “desprestigiar y humillar a” nosotros. Emite todo el día, nadie puede parar esos pensamientos, perdón si se pueden parar, pero momentáneamente y cuando regresan se han recargado de energía negativa, es decir, son peores.
Una amiga mía sufre de crisis de ansiedad desde hace muchos años, y en su proceso terapéutico y de crecimiento personal ha conseguido controlarlas, es capaz de normalizarlas, con mucho esfuerzo y fuerza de voluntad a lo largo de los años, pero todavía me comenta que lo que no puede parar es su mente. En terapia normalmente se les plantea a estos pacientes la posibilidad de trabajar la parada de pensamiento, durante años se ha hecho, y los resultados son positivos, si, pero solo al principio, ya que esta técnica genera un efecto rebote contraproducente para este tipo de personas. Por tanto, el intentar parar y controlar el pensamiento no sirve de nada, ya que este retorna y de manera más severa.
Como sabéis trabajo bajo la perspectiva de la psicología positiva, y abogo por el cambio de los pensamientos, es decir, transformar nuestros pensamientos negativos en positivos, cosa muy difícil y de enorme coste personal para las personas que se empeñan en ser felices a través de las diferentes sesiones de instrucción hacía una mejora de su bienestar psicológico.
Hoy sin embargo, no les propongo que modifiquemos nuestro pensamiento, sino que le quitemos la importancia  que tienen, es decir, que lo veamos como lo que son palabras, y volviendo al símil de la emisora de radio, palabras que nos intentan ningunear y desprestigiar.
Normalmente cuando alguien de fuera nos desprestigia nosotros no le hacemos caso y luchamos por cambiar sus comentarios, le decimos que eso que nos plantea es falso, pero, sin embargo, cuando la mente nos plantea algo la creemos a pie juntillas, y aunque nos desprestigie la seguimos creyendo, y como vimos con anterioridad la mente produce muchos pensamientos negativos. Ante esta situación ¿qué nos queda por hacer? Bueno, podríamos quedarnos quietos, con lo cual nos vencerá el miedo y la angustia, o podemos hacerles frente, es decir, acostumbrarnos a ellos, y según nos vayamos acostumbrando a ellos veremos como no son tan feroces como los imaginábamos, no tan dolorosos como creíamos que serían.
A esta terapia psicológica se le conoce con el nombre de la terapia de compromiso y aceptación y concretamente a esta técnica con el nombre de difusión. Ya que a la larga lo que pretendemos es eso defusionarnos, es decir, es el proceso por el cual nuestros pensamientos son aceptados por nosotros mismos. Hoy os comentaré algunas formas con las que podemos intentar defusionar nuestros pensamientos, por ejemplo, y en primer lugar podemos hacer más conscientes nuestros pensamientos, es decir, ante una idea negativa que me ronda la cabeza podría decirme interiormente, mi mente me está diciendo que…., que soy mala personas, que no valgo para nada, etc. Lo que conseguimos con esta técnica es darnos cuenta que los pensamientos no son más que palabras, y que no son ciertos, que si nos los creemos es porque nosotros así lo hemos querido. Al mismo tiempo estamos dándonos cuenta de los pensamientos negativos que tenemos, con lo cual los identificaremos, lo que nos ayudará a acostumbrarnos a su presencia.  Recordad que con estos ejercicios no pretendemos parar el pensamiento, solo observarles, prestarles atención.
También ante un pensamiento negativo podemos darles las gracias a nuestra mente, por ejemplo ante el pensamiento “no vales para nada” diríamos gracias mente. De la misma, manera, podríamos ponerles voces a nuestros pensamientos, voces de personajes de dibujos animados, por ejemplo ante el pensamiento de no vales para nada, me lo imaginaría interiormente con la voz de Hommer Simson, o del Pato Donald, veremos como incluso nos reiremos de dicha afirmación con lo cual ya no me la estoy creyendo.
Si os dais cuenta observareis como lo que estamos haciendo es prestar mucha atención a nuestros pensamientos y al mismo tiempo le quitamos ese peso negativo que tienen en nosotros por lo tanto, jugamos con las palabras que nos dice nuestra mente, utilizamos toda nuestra atención en ponerle luz a la habitación y ver lo peluches en vez de los monstruos.

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