Una noche cuando era un niño y me disponía a dormirme, me
sentí temeroso, no sabría decir desde la distancia del tiempo por qué, pero en
el momento que como cada día mi madre me daba las buenas noches, noté que algo
era diferente, ya que cuando apagó la luz, sentí un miedo atroz, veía monstruos
y fantasmas por toda la habitación. Recuerdo que me escondía bajo las sábanas,
pero era incapaz de apartarlos de mi mente, hasta que mi madre nuevamente
acudió a mi habitación mostrándome como
aquellas imágenes eran producto de mi mente.
Pues amigos de esta manera funcionan los monstruos de nuestra
mente, son aterradores y dan miedo, nos paralizan, nos generan ataques de pánico,
crisis de ansiedad, y miedo, mucho miedo, sin embargo, cuando alguien acude a
la habitación de nuestra mente y nos dice calma, no tengas miedo niño, y nos
enciende la luz interior, vemos como son los peluches de siempre, nuestras
ideas, es decir, palabras y palabras que nos recuerdan nuestros temores. La
personas estamos todo el día teniendo pensamientos de todo tipo, la gran
mayoría negativos, nos criticamos en exceso, eso no está bien, que torpe eres,
no vas a poder hacer eso, casi el 80% de los pensamientos que tenemos nos
recuerdan cosas negativas. Y lo hacen principalmente mediante las palabras,
nuestra mente parece una emisora de radio emitiendo el parte diario con el
título “desprestigiar y humillar”. Emite todo el día, nadie puede parar esos pensamientos,
perdón si se pueden parar, pero momentáneamente y cuando regresan se han
recargado de energía negativa, es decir, son peores.
Ante esta situación debemos de hacer conscientes esos
pensamientos y debatirlos, para ello es bueno que apuntemos esos pensamientos
negativos e intentemos invalidar sus afirmaciones, diciéndome: mi mente está
afirmando que soy mala persona, que no valgo para nada, etc. Y cambiar esa idea
argumentándola. Lo que conseguimos es darnos cuenta que los pensamientos no son
más que palabras a las que yo doy relevancia, y así identificaremos nuestros
pensamientos negativos, lo que nos ayudará a acostumbrarnos a su
presencia.
También podemos quitarle relevancia al pensamiento negativo y
obligar a nuestra mente a que preste atención al mundo que nos rodea, evitando
esos pensamientos circulares sin sentido, para ello podemos hacer el esfuerzo
de centrarnos durante un minuto en nuestra respiración, si los pensamientos
vuelven los observamos pero no les prestamos atención, de esta manera
conseguimos más presencia en nuestro vida, incrementando nuestro bienestar.
*Psicólogo y miembro de
la Sociedad Española de Psicología Positiva