La maternidad es algo que haces que suceda y que te sucede a ti al mismo tiempo (De For Lesbian Parents, por Suzanne M. Johnson y Elizabeth O’Connor).
Puesto que hoy es el Día de los Blogs de Familias Homoparentales, he decidido recopilar algunos de mis pensamientos al respecto. Esto es más bien un cóctel de cosas que he ido apuntando por aquí y por allá, siento el caos. Os invito con estos guiones a reflexionar y a compartir vuestras propias reflexiones.
Otra cosa que querría aclarar es que escribo desde mi experiencia vital como mujer lesbiana, sí, pero blanca, de clase media y española, país que (al menos de derecho, aunque no siempre de hecho) reconoce los derechos de las personas LGTBQ. Esto quiere decir que dentro de este mundo tan heterosexista, me puedo considerar una privilegiada.
-Nombrarnos: Nuestras nuevas familias (y el adjetivo “nuevas” no quiere decir que empiecen a existir ahora ni mucho menos, sino que es actualmente cuando comienzan a ser reconocidas) exigen nuevos nombres para llamarnos. Padre, madre, donante, copadre, comadre, mami, papi, mamá, papá, madre biológica, madre/padre/hija/hijo del corazón… y así hasta el infinito. Lo importante es que llevemos esos nombres con orgullo y transmitamos a los demás que para nosotros y para nuestros niños estos nombres escogidos son muy importantes y deben ser respetados. Nuestras familias son eso, nuestras. Nunca contentaremos a todo el mundo con la forma de nombrarnos que elijamos, pero tampoco es nuestra responsabilidad hacerlo: escoge el nombre que te haga sentir cómoda y punto.
-La verdadera madre: ¿Y quién es la verdadera madre?, pregunta mucha gente… el hecho de decir el adjetivo verdadera en lugar de biológica demuestra lo difícil que es para algunas personas salirse del modelo heterosexual de procreación. Pero nuestras familias no forman parte de ese modelo y en nuestro caso lo verdadero siempre viene de la mano del amor, que es lo que le otorga autenticidad.
-Los pilares de tu familia: Cuanto más trabajes en la solidez de tu familia antes de que nazca tu bebé, más terreno habrás ganado cuando éste llegue al mundo. Muestra con claridad ante el mundo tu visión de familia así como con tus elecciones, para ir sembrando ese respeto y esa visibilidad que quieres para tu hijo.
-El mayor regalo: Las familias LGTBQ son familias construidas siempre voluntariamente y contra viento y marea. Un niño o niña que nace en una familia homoparental ha sido buscado, planificado, deseado y amado desde antes de ser siquiera concebido. Ése es el mejor regalo que se le puede hacer a un hijo o hija.
-Presunción de heterosexualidad: Cuando menciones a gente que no te conoce que estás formando una familia o, en el caso de ser la madre biológica, vean que estás embarazada, ten por seguro que presupondrán que eres heterosexual. Si tienes pareja y permaneces en el armario en estas situaciones, ten en cuenta que estás silenciando a la otra madre de tu hijo.
-Justificaciones: A muchas de nosotras se nos pide que justifiquemos nuestra decisión de ser madres de una forma que nos cuestiona como jamás se hace con las parejas heterosexuales, a quienes no se les suele exigir que den validez a sus elecciones familiares.
-Controlar el armario: Recuerda que si eliges ser bollomadre pierdes por completo el control de con quien estás en el armario y con quién no, a no ser que quieras despreciar a la otra madre y a tu hijo negándolos. Piensa en como va a afectar esto en terrenos tan complicados como tu trabajo o tu familia.
-Roles: Las familias homoparentales tenemos la oportunidad de terminar con el sexismo. Bueno, todas las familias la tienen, pero en nuestro caso, el hecho de que una pareja sea del mismo sexo invita a crear nuevos papeles familiares que no tengan que ver con nuestro género.
-El armario infinito: Las salidas del armario son constantes e infinitas en una familia homoparental: con el resto de la familia, en el médico, el mismo día que vas a parir, en la agencia de adopción, en el trabajo, en el colegio de tus hijos, en el pediatra, con las familias de sus amiguitos… y en el futuro con sus parejas, familia política, en su entorno… nunca se deja de salir del armario.
-La doble tarea: Las madres lesbianas tenemos una doble tarea maternal, la de preocuparnos por las mismas cosas que todas las madres –las notas, la salud de nuestra prole, si come o no come y todas esas cosas- y, como lesbianas con hijos, la de preocuparnos por nuestros derechos morales y legales así como por nuestra salud emocional. Por tanto, las familias homoparentales tienen sus propios temas y es por ello que necesitamos más libros, más investigación y más visibilidad. Las publicaciones para madres que hay hasta ahora no suelen tenernos en cuenta y por ello yo las considero revistas y manuales heterosexuales.
-El desafío: Las familias homoparentales desafiamos ni más ni menos que el pilar fundamental en el que se ha cimentado la familia hasta ahora: las relaciones de sangre. Estas dejan de ser un factor a tener en cuenta, o al menos no es un factor prioritario. La maternidad deja de describir un hecho biológico y pasa a ser un modo de relacionarse.
-Los modelos: Contar con pocos modelos familiares a seguir puede resultar ventajoso a la hora de elegir cómo conformar nuestra familia y construir relaciones más igualitarias entre las parejas y sus hijos. Experimenta para encontrar el sistema familiar con el que más cómoda te sientas. ¿Quién sabe? Tal vez se convierta en un modelo de familia en el futuro. ¡Recuerda que son las experiencias las que construyen las realidades!
-Amplitud de miras: Nuestra perspectiva suele ser mucho más amplia porque hemos aprendido el modo heterosexual de ver el mundo, puesto que hemos sido educados en él, así como nuestro modo de vida lésbico (e incluso un tercero debido a tu raza o religión, por ejemplo). Tener más de una forma de ver el mundo nos da una conciencia distinta y, ojalá, más abierta y amante de las diferencias.
-Homofobia y maternidad:la homofobia adquiere un nuevo significado cuando está dirigida hacia nuestros hijos.Fotografía de Lisa Kanemoto