Acabo de encontrar, revisando viejos documentos, uno en el que consta el acta con las conclusiones de una reunión internacional de académicos de la comunicación pública. Quizá puede interesar a algún lector.
Corría el mes de junio de 1992, Madrid detentaba aquel año la capitalidad cultural de Europa, y en El Escorial tuvo lugar un encuentro de académicos para pensar y discutir acerca del futuro: "Comunicación en el Tercer Milenio: de la revolución tecnológica a la revolución social".
Dirigía el asunto Javier Fernández del Moral (entonces Decano FCI, Un. Madrid) y quien esto escribe (JJG Noblejas, Un. Navarra) fue el secretario general del evento.
Los demás participantes en aquel interesante y variopinto encuentro, serio y divertido a la vez, fueron estos: Gianfranco Bettetini (Un. Milán), Jean Francois Revel (París), Carlos Soria Saiz (Un. Navarra), Jay G. Blumler (Un. Leeds), Everette E. Dennis (Columbia Un.), Armand Mattelart (Un. París), Dominique Wolton (CNRS, París), Nicholas Garnham (Un. London).
Tras tres días (26-29/VI/1992) de trabajos a puerta cerrada, elaboramos y firmamos unas Conclusiones, luego presentadas y discutidas en rueda de prensa. En síntesis son éstas:
1. Uno de los principales retos que afrontarán los medios de comunicación en el Tercer Milenio es el fomento de la cooperación social y de los valores de la democracia, a través del diálogo público. En estos momentos, la relación entre los medios y los sistemas democráticos resulta crítica y en el futuro, esta situación puede agravarse más aún.
2. La noción de ciudadano se está diluyendo. Poco a poco, se intenta sustituir por la noción de consumidor. Los procesos de concentración y de privatización pueden acentuar esta tendencia.
3. La comunicación debe partir de la base de que el público es inteligente. Esta convicción favorecerá el fortalecimiento de la sociedad civil por parte de los medios y contribuirá al nacimiento de una nueva comunicación ciudadana.
4. Han entrado en crisis los modelos clásicos de titularidad pública de los sistemas de información. Ha llegado el momento de establecer nuevos modos de participación en los medios por parte de los ciudadanos.
5. La globalización de los medios y los procesos de concentración multinacional están produciendo un efecto perverso. Al trascender los límites de los estados-nación, se hace más difícil la exigencia de su responsabilidad.
6. Las tecnologías no aseguran necesariamente el aumento de la participación ciudadana en los asuntos públicos. Es necesario rechazar el determinismo tecnológico.
7. La revolución tecnológica ha introducido a los medios informativos en el siglo XXI. Está pendiente, sin embargo, la revolución de los contenidos de la información. El reto del futuro es aumentar la calidad de la información.
8. Asistimos a la muerte de los medios de masas. Se ha superado la etapa en la que se destinaban mensajes indiscriminados a un público informe. La creciente maduración en el conocimiento y uso de los medios supone la transformación de la masa en grupos sociales. Tales grupos se articulan en función de su identidad cultural.
9. Los medios tendrán que asumir una nueva responsabilidad: la de ofrecer pautas de comportamiento que favorezcan la participación social y cultural.
10. La profesionalidad de los informadores resulta cada vez más necesaria, y es preciso profundizar en su identidad, su formación y su especialización.
Ni éramos ni de lejos nos veíamos como un grupo de profetas (de hecho, no queríamos hacer estas Conclusiones que pedía el reglamento del encuentro), pero algo sí que llegamos a entrever de lo que hoy tenemos entre manos. Dicho sea -por si a alguien le interesa- para no perder de vista que los académicos no están tan lejos de la realidad como algunos piensan.