Pensar Cuba a través de un blog

La Verdad Despierta.Foto: AlBa León.

A Fcom, por el conocimiento.

Por: Darío Alejandro Escobar

El título es más que pretencioso, pero esclarecedor. Hace un año,  cuando decidí abrir Un Guajiro Ilustrado, nunca imaginé que el objetivo personal trascendiera más allá de ser el adiestramiento de redacción que debiera tener todo estudiante de periodismo con aspiraciones profesionales.

Pero poco a poco, después de algunas lecturas y encontronazos, la acción de bloggear ha ido, paulatinamente, convirtiéndose en una realización personal, en un ejercicio de pensamiento que se hace necesario no solo para para crecer intelectualmente, sino también para convertirme en mejor ser humano.

Porque es una realidad feliz que la esfera pública cubana ha ido diversificándose, que las agendas mediático-políticas ya no son omnipotentes y que los escenarios comunicativos venideros son cada vez más esperanzadores y a la vez complejos.

Sin embargo, más allá de las buenas noticias, existen –y persisten- las torpezas cometidas por algunas instituciones estatales y también políticas.

El bloguero revolucionario cubano camina hoy por una suerte de cuerda floja en la cual debe ejercer su criterio a merced de los extremismos de ambas orillas.

Esta realidad, obviamente, no le es útil a la Revolución.  Parte importante de las  entidades encargadas de regular las instituciones de poder simbólico, dígase la prensa o la internet, están supeditadas a otros organismos que en su cúspide tienen a personas que, quizás lleven buenas intenciones, pero es obvio que conocimiento del tema, no tienen ninguno.

Lo que me lleva a alertar que la ignorancia no puede ser la mediación más importante en un proceso tan sensible como éste.

Es importante no perder de vista que las potencias occidentales, principalmente los norteamericanos, utilizan a sus mejores mentes en función de derribar un proyecto revolucionario que se ha vuelto su pesadilla más duradera en lo que a política exterior latinoamericana se refiere.

Pero esos intelectuales orgánicos están gestionados por funcionarios profesionalmente muy capaces que trabajan para centros de investigaciones muy bien integrados a los circuitos académicos y gubernamentales de su país.

El problema es que, en mi modestísimo criterio, eso no es lo que sucede en Cuba, cuando deberíamos reproducir la misma lógica pero en función de desarrollarnos y defendernos.

Conozco a muchísimos profesionales del sector periodístico, muchos de ellos profesores míos, que pululan en cargos intermedios sin ningún poder de decisión o capacidad de  influencia lo suficientemente efectiva como para rectificar el status quo.

No podemos seguir cometiendo esos errores. Por eso blogueo. Blogueo para intentar superar esa brecha. Blogueo para ejercer mi libertad,  mis derechos, para defender la Revolución, los mismo criticándola que cantando sus victorias. Es cierto que critico mucho más de lo que la halago, pero es ese el efecto secundario causado por tanta prensa apologética.

Pensar a Cuba desde un blog es una insolencia necesaria, un acto de belleza, una responsabilidad ineludible. Lo esperanzador es que no es un compromiso solo mío, sino de mucha gente buena, dentro y fuera de esta isla.