por Juan Sebastian Celis Maya
Encontrar un balance entre pensar y actuar es un reto para muchas personas, especialmente para aquellas que son independientes (autoempleados). ¿Qué tanto tiempo deberías invertir pensando vs. actuando?.
Todo el tiempo escuchamos consejos acerca de la creación de planes para la acción, lo que implica que una colección cuidadosa de pensamientos debería gobernar toda acción.
Pero entonces también está la presión de "Hacerlo Ya", que nos exige acción inmediata todo el tiempo, y sobre todo en estos tiempos tan cambiantes de hoy.
¿Cómo saber cuando pensar vs. cuando actuar? ¿Cuál es el punto de equilibrio entre la acción impulsiva y el pensamiento retardante?
Parece claro que se requiere un buen balance de ambos, especialmente cuando se tiene un negocio propio. Ambos son importantes.
Un problema común que surge entre los emprendedores es el de cuestionarse si en determinado momento uno está pensando o actuando más de la cuenta (por ejemplo cuando realiza muchos planes, y toma poca acción... o cuando actúa muy impulsivamente sin pensar o planear todo antes de empezar).
Sin embargo, el problema tiende a ceder ante un pequeño cambio de perspectiva. Uno que nos permita ver que el actuar y el pensar son básicamente mucho más similares que diferentes. Uno de ellos es acción física, lo otro es acción mental.
Personalmente creo que el desbalance entre pensamiento y acción es en sí mismo un síntoma de una incongruencia interna mucho mayor. Piensas que debes lograr dicho balance, cuando ambas cosas te llevan por caminos distintos. Piensas en una dirección, pero actúas en otra.
Es fácil caer en un estado de falta de balance cuando logras un pequeño cambio de perspectiva en tus pensamientos, pero la inercia que llevas aún guía tus acciones. De esta manera, sigues trabajando bajo tus antiguos paradigmas, pero pensando en el marco de algunos nuevos.
Es sólo ahí, donde te das cuenta de que pensar y actuar son cosas diferentes en sí mismas. Obtienes resultados de ambas, pero cada una te lleva por rutas un poco distintas, así que es fácil llegar a preguntarse, cuál de los dos caminos es el correcto.
Parece un conflicto entre pensamiento y acción, pero cuando se analiza profundamente, se da uno cuenta de que realmente es un conflicto entre dos paradigmas -el antiguo y el reciente.
Creo que el caso más común sería cuando tus pensamientos te llevan por nuevas sendas, pero tus acciones están arraigadas bajo los viejos hábitos. Aunque también podría ser justo lo contrario, donde te empiezas a comportar de una manera diferente, pero tus ideas y pensamientos te detienen por miedo al cambio.
Esto último puede ocurrir cuando tu entorno exterior fuerza un cambio de comportamiento (como por ejemplo, cambiar de trabajo, entrar en una nueva relación, mudarse a otra ciudad... etc). Y es ahí cuando tus modelos mentales, no se han adaptado por completo al nuevo entorno. Es ahí donde la acción toma un rumbo diferente del pensamiento.
Cuando veas que un conflicto entre actuar y pensar está causando falta de claridad en tu vida, es porque está ocurriendo justo lo contrario. La falta de claridad en tu vida, crea un conflicto percibido entre pensamiento y acción.
El pensamiento y la acción pueden ser percibidos como dos diferentes dimensiones de quien tú eres: El tú mental, y El tú físico. Pero también existen otras dimensiones tales como El tú emocional y El tú espiritual. Una buena manera de romper este paradigma de pensamiento y acción como elementos mentales y físicos, es ver el mundo desde la perspectiva emocional y espiritual, para contar con elementos de razonamiento laterales. ¿Qué dicen tus sentimientos respecto al conflicto? ¿Qué dicta tu conciencia?
Cuando unes estas 4 dimensiones y recolectas información importante de todas ellas (la física, la mental, la emocional y la espiritual) cuentas con una visión más generalizada del problema, tomando 4 puntos de vista, en vez de sólo dos. Finalmente esto es lo que te permite agudizar tu visión para llegar a una solución en donde todos los elementos de tu ser congruentemente apunten en la misma dirección, y esto te permite trascender el problema original por completo.
No se pueden resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que se usa cuando éstos se crean.
- Albert Einstein
El problema percibido con el pensamiento y la acción no puede ser solucionado bajo el mismo paradigma de pensar vs. actuar con el que lo creamos. Debes retroceder un paso y tomar diferentes perspectivas (cuerpo, mente, corazón y alma) y sólo así, vendrán las soluciones completas.
Un Ejemplo Concreto
Ya sé que muchos estarán pensando que todo este tema es un poco complejo de digerir, para lo cual he decidido explicar todo con un ejemplo de la vida real.
Supongamos que tienes tu propio negocio. Piensas y planeas cómo hacer crecer dicho negocio.
Esto parece una buena idea, pues disfrutas administrar el negocio (al menos en su estado actual) y sería genial poder aumentar tus ingresos. Hacer crecer tu negocio parece una gran idea.
Sientes que tienes las habilidades necesarias para hacerlo, sin embargo, cuando se trata de tomar acción, llegas a un estancamiento. No pareces lograr moverte. Sigues trabajando en cosas urgentes y lo importante queda relegado.
Así que podrías pensar que tus planes estuvieron mal hechos y vuelves al confort del pensamiento y la planeación de nuevo. Como es obvio, vuelve a ocurrir exactamente lo mismo y empiezas a pensar en planear y quizás te encuentres en un punto donde tus planes no te lleven a ningún lado, y sean una excusa para no actuar. Tu pensamiento se convierte en una espiral que finalmente afecta tu productividad.
Te empiezas a preguntar por qué no estás tomando las acciones necesarias para hacer crecer tu negocio cuando éstas lucen tan bien en el papel. ¿Qué te detiene?
Al nivel del pensamiento y la acción, es imposible resolver el problema. Simplemente estarás estancado de por vida. Podrías sentir que de vez en cuando tienes un día productivo, pero no contarás con la motivación necesaria para que tu fuerza de voluntad te permita tomar acción de forma fluida cada día sintiéndote bien por ello.
Así que ¿Cuál es la solución?. Es hora de consultar a las dos partes de ti que han intentado hablar pero que no han sido escuchadas. Empecemos con las emociones. Honestamente ¿Cómo te sientes con el hecho de hacer crecer tu negocio? Es posible que existan sentimientos mezclados allí. Quizás sientes que sería genial tener un negocio más grande, pero quizás también parezca un poco difuso el hecho de que se requerirá más esfuerzo y tendrás más responsabilidades encima, lo que te hace sentir mal de alguna manera u otra y te detiene para tomar acción.
Tus sentimientos verifican que internamente, no eres congruente. No estás comprometido al 100% con la idea de hacer crecer tu negocio, porque una parte de ti, dice que no quiere realmente hacerlo. Consultar a tus sentimientos y emociones te da más evidencia de que algo anda mal, pero no te da una solución directa.
Hora de consultar con la parte espiritual. No necesariamente hablamos de Dios ni de la religión, incluso los ateos cuenta con su yo espiritual.
Ahora bien procede a consultar con tu espíritu, tu consciencia y tus creencias más profundas y sagradas. Esta es la parte más calmada de ti mismo, así que para lograr una comunicación fluida, deberías apartarte de todo tipo de distracción. Una de las preguntas clave que deberías hacerte es "¿Que debería estar haciendo ahora?", o "¿Qué es exactamente lo bueno para mí?" Y escucha a esa voz interna que te dice la verdad, no lo que quieres escuchar. Si tienes conflictos entre pensamientos, acciones y sentimientos (emociones) tu lado espiritual te explicará por qué.
Esta voz interna podría decirte, "No estás viviendo en concordancia con tus creencias" o "Esta no es la verdadera razón por la que estás en este mundo". Si analizas tu negocio, podrás realizarte preguntas de gran trascendencia tales como: ¿De qué manera hacer crecer mi negocio afectará mi carácter? ¿Cómo afectará este crecimiento a las demás personas? ¿Qué tan bien se la lleva esta idea con tus conceptos del bien y del mal? ¿Esto contribuirá con la humanidad? ¿Realmente ayudará a las demás personas a solucionar sus problemas o necesidades? ¿Es esto realmente lo mejor que puedes hacer?
Este es un proceso verdaderamente individual. No sabría decirte en qué dirección puede llevarte en el corto plazo, pero en el largo plazo, escuchar estas 4 partes de ti mismo (recuerda: cuerpo, mente, corazón y alma) te ayudará a visualizar una manera de vivir donde tu vida sea congruente en todos los sentidos. Todas tus partes pueden estar en balance, pero debes escucharlas a todas y comprender los mensajes de cada una de ellas para balancear la dirección de lo que haces día a día.
Creo que todas las dimensiones tienen su propia perspectiva válida. Ninguna es mejor ni peor que otra. Algunos problemas son tan simples, que sólo requieren una de esas dimensiones para ser resueltos. Tu cuerpo puede encargarse de devorar la comida sin mucho esfuerzo espiritual, emocional ni mental. Tu mente puede resolver un problema matemático sin que siquiera te sientas de alguna manera por ello, te cuestiones tu existencia, ni que tu cuerpo tenga nada que ver en el proceso.
Tus emociones pueden detectar el peligro sin siquiera consultarlo con tu versión espiritual. pero en ocasiones, simplemente estas partes no se escuchan entre ellas. Tu cuerpo trata de pedirte más comida cuando tu mente dice que no deberías consumir más calorías. Tu mente se enfoca en los resultados negativos cuando tus emociones dicen "¡Hazlo!".
Recuerda que cada parte de ti tiene su propia perspectiva, y cada una tiene su toque de sabiduría. Escucharlas a todas e iterar en el proceso te permitirá eventualmente alcanzar un estado de congruencia. Es un proceso de negociación interna.
Ocurre en todos los ámbitos de la vida. Tu cuerpo quiere un gran salario, tu mente quiere un trabajo interesante donde te desempeñes con tu talento, tu corazón quiere diversión tu espíritu, contribución. Tu corazón dice "Contribuir nos hace sentir bien, pero no quiero aburrirme haciéndolo todo el día", tu espíritu dice "Mente, ten en cuenta que la contribución puede ser divertida", la mente dice "Debe ser algo que se ajuste a nuestros talentos y para lo cual seamos buenos y disfrutemos", el corazón responde "Mmm pasión" El cuerpo interrumpe "Perdón, pero ¿Cómo vamos a vivir de esto?", la mente dice "Si hacemos lo que más nos gusta y nos desempeñamos en lo que mejores somos, habrán personas dispuestas a pagar por ello". Y de esta manera continúa esta negociación interna hasta que todos se alinean y se encuentra algo que los satisfaga por completo (de hecho es muy posible, y muy fácil cuando se tienen las metas claras en la vida).
Es a través de este proceso, que se descubre la mejor opción a la que finalmente puedas comprometerte de lleno. La congruencia se logra y es posible avanzar. Ahora desde este nuevo punto de vista satisfacer a todas nuestras partes (dimensiones) internas es mucho más sencillo y el conflicto percibido entre pensar vs. actuar se desvanece.
Pensamientos, acciones, sentimientos y creencias... todas apuntan ahora en la misma dirección.
Fuente http://www.sebascelis.com/pensar-vs-actuar/