Revista Sociedad

Pensionistas de Rajoy

Publicado el 18 abril 2012 por Abel Ros

Mientras Obama luchó contra la resistencia republicana para implantar en su país nuestro modelo sanitario, la Tea Party de Mariano ha implantado el copago en los más débiles de su Estado. Hoy por primera vez en la historia del Bienestar, los ancianos de este país se lo pensarán dos veces antes de pisar los portales de la farmacia. El "impuesto a la salud" como así ha sido etiquetado por la prensa internacional ha llegado al callejón de nuestros días para ensanchar las orillas entre las corbatas de los pudientes y las migajas de los pobres.

La alienación de las élites con los dictámentes de Europa está envolviendo a España en un país de neoliberalismo salvaje muy lejos del espejo utópico de Perón. La anestesia de Rajoy a los civiles de la izquierda ha surtido los efectos esperados desde los campos de las gaviotas. El queso que había detrás de los silencios de Mariano ha atrapado en la ratonera de la derecha a un millón y medio de ex votantes de la izquierda que olfatearon el olor de la verdad y se hallaron con el sabor amargo de la mentira. Los espejismos del camino vislumbrados desde el cristal de los parados han resultado ser las palabras de barro dibujadas al final del recorrido.

Desde la crítica de la izquierda es momento de despertar de la anestesia y solicitar a gritos el final de la derecha. Quién se lo iba a decir a Zapatero que el adelanto electoral del 20-N iba a llevar a España por los caminos de la amargura. Con el "ejército de reserva" en ascenso y unos recortes sociales criticados desde el FMI por su carácter abusivo, es razonable que los ecos del "váyase señor Mariano" vayan sonando con fuerza desde el hemiciclo de los leones. En días como hoy, los brotes del enfado civil avivan el volcán de la indignación en el silencio de las plazas. La misión de la oposición en sintonía con las protestas de Cayo y Llamazares debe sevir al jarrón agrietado de la izquierda para cerrar sus heridas y preparar la estrategia para arrebatar el cetro a las manos de la derecha.

El desgaste de Mariano como así lo testifican los recientes sondeos demoscópicos debe interpretarse como una señal de equivocación y frustración de una masa social cegada que votó desde la emoción sin escuchar atentamente los dictámenes de la tecnocracia. Es precisamente, desde las élites intelectuales desde donde debemos realizar la pedagogía política necesaria para iluminar a las masas y solicitar desde las voces demoscópicas y la crítca mediática el descontento con la mentira cocinada desde la industria de la derecha. Mientras no lo consigamos, los débiles de la partida verán como día tras día caerán en su tablero las pocas fichas que les quedan. Preocupante.

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