Afilad cuchillos, queridos. Aquí hay tomate.
10. Elusive dawn, de Gabriele Wills. ¿Merece la señora Wills, autora de uno de los libros a los que más cariño le tengo, estar en una lista como esta? Aún estoy a tiempo de suprimir este párrafo como si nunca hubiese existido. Lo cierto es que pese a que sigue siendo una delicia leer a esta autora, considero que la repetición de eso que surtió en el primer tomo de la trilogía no vale ya, y que esa estructura de drama seguido de situación feliz y así sucesivamente se me antoja trillada y repetitiva. Sigo recomendando encarecidamente la lectura de The summer before the storm, tranquilos... y sigo recomendando encarecidamente que se pare justo ahí. 9. La era del diamante, de Neal Stephenson. Decía Bella Swan en Crepúsculo (primeras páginas) que se le daba bien olvidar las cosas “dolorosas e innecesarias”, como ir de pesca con cierto anciano del pueblo. Parece ser que también es mi caso, puesto que mi cabeza se niega a recordar muchos de los aspectos que conforman este libro. Tremendamente aburrido, un estupendo remedio para el insomnio en una edición que daba pena verla. Así descubrí que no me gustan el ciberpunk. Sea lo que sea eso.8. El temor de un hombre sabio, de Patrick Rothfuss. Vaya por delante que sé que a muchas personas esta saga les vuelve locos, lo sé, que sí, que es maravilloso, ¡que dejéis los ladrillos, leches! Sin embargo, un libro al que le sobran más de seiscientas páginas no es, desde luego, el tipo de libro que yo considero como bueno, y si bien toda la novela se lee sola por esa fluidez que tiene la prosa de Rothfuss, acabé bastante harta del mamarracho pedante en el que acabó convertido el en principio interesante Kvothe. De él y de toda su historia. 7. American Gods, de Neil Gaiman. Neil Gaiman y yo tenemos historia. No me disgusta, Coraline es uno de mis libros favoritos y Stardust me parece interesante y El libro del cementerio ni fu ni fa. Esto se vio confirmado por esta terrible novela en la que, nuevamente, mi enemigo fue el tedio: era imposible abrirla sin sentirme abrumada por los bostezos. Enorme decepción cuyo único aliciente de lectura era el imaginario de dioses que aparecía. Destacar que leí una edición de Norma que es penosa, así que puede ser que tenga algo que ver al menos con la dificultad de lectura. Reseña.6. Riversong, de Tess Thompson. Riversong no es un mal libro. Tampoco es un buen libro. Ni siquiera es un libro regulero. Es, simplemente, uno de los libros más anodinos que he leído en toda mi vida. Cualquier película que echen en antena 3 un domingo por la tarde tiene la misma trama, solo que sin ese momento de “hay un oso en mi cocina, ¡es una señal de Dios para que no aborte!”. Lo que tenías que haber abortado era la misión. La de escribir un libro. Reseña. 5. Fantasmas, de Joe Hill. Iba a intentar no mencionar que este buen hombre es el hijo de Stephen King, pero creo que no se puede eludir esa cuestión. En fin, tiene relatos que son buenos, tres o cuatro relatos que son terriblemente buenos y algunos muy malos, pero la sensación que me dejó fue de total y absoluta amargura. No lo recuerdo como una mala lectura pero sí que quería meter un libro de relatos en esta lista, así que estaba claro que tenía que ser este. Reseña.4. Pulsaciones, de Javier Ruescas y Francesc Miralles. Esta novela, contada en mensajes de whatsapp, escrita por los dos autores de literatura juvenil españoles que mueven tanto como BJ pero que me gusta(ba)n bastante más, llenita de frases para poner en el estado del tuenti, que se lee en menos de una hora, que tiene una portada muy fea o muy bonita. Esta novela, que es tan innecesaria como la número 5 del ranking. No sé, chicos, esta ¿novela? Reseña.3. The iron daughter, de Julie Kagawa. No sé cómo pude aguantar hasta la segunda novela de una saga de literatura juvenil tal y como son mis lecturas en estos últimos tiempos, pero sucedió. Y tras una primera parte entretenida, correcta y con ciertos puntos originales, llegó la ola. Con ella los personajes insoportables, el ritmo ágil, la narración torpe y la historia repetida hasta la saciedad donde la protagonista se debate entre su obligación de salvar el mundo y su devoción por ese chico que le mira o bien con ojos de cordero degollado o bien con la dureza del frío acero. En fin. Reseña.2. Declara, de Tim Powers. Tim Powers es un tío que me cae fetén. Las puertas de Anubis es un libro complicado de leer, denso, pero que me gustó mucho en su momento y que pretendo releer en algún momento. Pero por lo que parece, o bien Declara es un soberano aburrimiento dificultoso lleno de siglas o bien las novelas de espionaje llenas de siglas no son lo mío. Estuve un par de meses atascada en la página 100 hasta que decidí abandonarlo, de momento nadie me paga por leer y hay mil cosas interesantes como para estancarse en esas que no son de nuestro agrado.1. Infinite, de May R Ayamonte. Estaba claro que esto iba a ser el que tuviese el dudoso honor de ser la peor lectura de este año. No soy ni he sido nunca partidaria de leer autores jovencísimos o blogueros, así que cuando ambos factores se juntaron debí haber huido. Pero yo qué sé, tuve un momento de enajenación mental transitoria y lo leí. Lo cierto es que es una novela entretenida que al carecer de dificultad alguna se lee en un santiamén, así que no me dolió mucho tiempo. Por lo demás, llena de tópicos, nada que aportar a la literatura juvenil, la misma historia de siempre con otro nombre. Reseña.Hala, con dios. ¡Y feliz año nuevo si no me paso por aquí hasta enero!