Espíritu, filosofía, ambición. Con una propuesta gastronómica reconocible en carta, divertida en plato y placentera en boca, Pepa Tomate aporta en rojo inteligible y pies en el suelo desde esquina de plaza guerrera de Gracia. Lo hace desde la modestia otorgada al ofrecer una cocina de aquí sin restricciones estúpidas, como embajador de la virtud local en un barrio de propuestas exóticas. Quim Marqués, alma del Suquet de l'Almirall, está detrás del proyecto, pero es su personal joven de camisetas con dorsal el que ha conseguido atraer y dinamizar a un público ya acostumbrado a navegar por Verdi entre croquetas orientales y enrollados nipones. La Gracia original revive en Pepa Tomate.
Precio medio: 20-25€. Plato del día: 11,50€.
Imprescindible: Llamar a amigas. Vinito, buñuelos y esqueixada para compartir. Entender Gracia.
Horario: Lunes, de 20.00 a 1h; de martes a viernes, de 9.00 a 1h; sábados, de 10.00 a 1h, y domingos, de 11.00 a 1h..
Teléfono: 932 104 698. Mejor reservar.
Según Cultibar

Ya en el presente, Pepa Tomate es un local ameno, divertido, con terraza en plena Revolució como gustan en Gracia, donde sirven la misma carta que en el interior. Ahí, una veintena de mesas de madera hacen las veces de comedor para horas de ágape, convirtiéndose en complemento divertido a otras horas donde la minuta del restaurante, entre vermuts y Bombas, lagartos y cohetes de Vallekas, también ofrece caliente. Las paredes y los vidrios, entre latas de tomate, hablan con propuestas gastronómicas que cambian diariamente, y que se completan bajo plato con mantel en forma de carta. Antes de triar y jugar a convenir, se habrá intentado conseguir la mesa estrella de la casa, una grande para hasta ocho personas que descansa sobre un futbolín real y silenciado, con el que jugar para decidir quién invita a la noche.

Por hogareño, cómodo, divertido, porque con su rotación gastronómica no hay dos días iguales, por el futbolín. No será por la Constitución, sí por el talante. Por el tomate, por la tradición nominal, por unos buñuelos de espinacas sorprendentemente increíbles incluso para aquellos alérgicos a lo verde. Da igual, ¡Viva la Pepa!
La experiencia Cultibar
"Llegar en punto es llegar tarde", dicen los ingleses. En nuestra versión más anglosajona, nos plantamos en la previa de la cena en Pepa Tomate. Espaldas rectas, gente de treinta y tantos y mujeres, muchas mujeres. Vino ligero, listos para adentrarnos en lo que muchos prometen y pocos consiguen, la famosa cocina casera con la vuelta justa para conjugar lo mejor del ayer y del hoy.
Focalizar, una odisea. Detalles en la sala, en la mesa, en el aire. Cada plato se convierte en un reto para disipar distracciones. Escenario perfecto para citas nerviosas en las que las esperas entre plato y plato se hacen eternas. No por ellos, por ti. Aquella noche la comida ganó la batalla rodeada de sus peores enemigos, adornos magistrales que se acabaron convirtiendo en su mejor aliado.
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