Revista Filosofía

¡Pepazo!

Por Andi

¡Pepazo!

La contaminación del pepino de la Madre Patria exige llevar a fondo un interrogante: ¿cómo pasó? ¿Qué hicieron las españolas y los españoles con el pepino, para que llegáramos a esto? Lo que hubo, sin dudas, es un uso abusivo del pepino.

Sirva esto para llamar al orden a aquellos que, irresponsablemente, insisten en la despenalización e incluso la legalización del pepino. El pepino no es sólo ese sabor inconfundible que nos llena la boca: es también abuso, descontrol y, sobre todo, puerta de entrada a drogas más peligrosas. Muchas y muchos, que habían empezado con el pepino, terminaron en la berenjena.

Para entender cabalmente la grave situación actual del pepino, es necesario rastrear las raíces históricas del problema. Como la coca, el tomate, la papa e incluso la batata, el pepino es originario de América.

Antes de la llegada de las españolas y los españoles, las indígenas y los indígenos, buenos y nobles, en las alturas de Machu Picchu, rendían culto al dios ¡Pepazo!, que cuidaba y protegía a esas comunidades sencillas y solidarias. ¡Pepazo! moraba en un árbol sagrado que crecía naturalmente y cuyos grandes frutos, los ¡pepazos!, fácilmente alimentaban a las indígenas y los indígenos, que así no necesitaban trabajar para vivir.

Las españolas y los españoles que conquistaron América eran también buenos y nobles pero, engañados por los grandes medios de comunicación de la época, masacraron a las indígenas y los indígenos. El dios ¡Pepazo!, encolerizado por la violencia contra sus fieles, decidió retirarse del árbol sagrado y así los ¡pepazos! se redujeron a esos meros ingredientes de ensalada que hoy conocemos como pepinos. (Las indígenas y los indígenos le pidieron a ¡Pepazo! que a ellos les dejara el árbol de los ¡pepazos!, pero el dios, asimismo engañado por los monopolios mediáticos, también los castigó a ellos.)

Así, hoy las españolas y los españoles se ven llevados a abusar del pepino, buscando en vano la experiencia de plenitud que sólo el ¡pepazo! hubiera podido otorgar.Finalmente, desde nuestra perspectiva nacional, no podemos soslayar una pregunta: ¿qué pasa con los pepinos argentinos? ¿Estamos, también nosotros, en riesgo? SátiraI12 entrevistó al presidente de la APA (Asociación de Pepinos Argentinos), doctor Sigmund Berenjena, quien aseguró: “Las argentinas y los argentinos debemos confiar en nuestras pepinas y nuestros pepinos”.

Por el Prof. Sócrates Mosqueto


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