Revista Cultura y Ocio

Pepito, el grillo

Por Calvodemora
Pepito, el grillo

“La estrellita que una noche divisé 

fue la que hizo verdadera la ilusión que yo soñé 

mis harapos en fino lino convirtió 

y me impuso una tarea de un bellísimo valor 

Cuando te asalté la duda

o a punto estés de ceder a una tentación

llamame con un silbido

yo seré tu celador

Pan con membrillo en tu cartera colegial

lapiceros de colores y una goma de borrar

cabecita loca solo pensando en jugar

con dudosa compañía librete el cielo de todo mal

Buscarte hasta quedar rendido

soy la sombra que has perdido al comenzar a andar

no sentirse un ser querido

mi mandato está incumplido

Que nos queda ya

este grillo abatido

no puede ahora cantar

que sepas que hay luz en el hogar

que tu llamada ansío y poderte guardar

seguro que más de alguno habrá

que hable de este amorío en un tono vulgar

no creas que pienso en renunciar

no todo está perdido y volverte a ganar

Malas lenguas quieren hacerme creer

que abandonado a unos brazos poco exigentes con lo que des

vives con boato saliendo en ecos de sociedad

que nunca faltan viandas para tus bodas de Canaá

Gustabas de lo prohibido

eras pájaro cautivo gorjeando su libertad

todos los niños que me han mentido

la nariz se les ha crecido

Que nos queda ya

este grillo abatido

no puede ahora cantar

que sepas que hay luz en el hogar

que tu llamada ansío y poderte guardar

seguro que más de alguno habrá

que hable de este amorío en un tono vulgar

no creas que pienso en renunciar

no todo está perdido y volverte a ganar

Escucha que nos queda ya

este grillo abatido

no puede ahora cantar

que sepas que hay luz en el hogar

que tu llamada ansío y poderte guardar

seguro que más de alguno habrá

que hable de este amorío en un tono vulgar

no creas que pienso en renunciar

no todo está perdido y volverte a ganar”

Letra: Coppini.  Música: Cano

"Pepito, el grillo" es una de las canciones más tristes y más hermosas que he escuchado en español. Tiene la melancolía idónea para no desear la propia. A veces la música nos resarce de algo doloroso que nos trasiega adentro. Hay canciones que impiden que caigamos. Algunas, una vez caídos, nos izan. Estaba perdida, no es de las habituales, ni siquiera fue un éxito, para qué hace falta la fama. German Coppini (Siniestro Total, Golpes Bajos) y Nacho Cano (Mecano) juntaron talento (Coppini a chorros punk y románticos y poéticos) y excentricidad y sensibilidad Nacho Cano, si es que el hombre tenía el día. Cuando tal cosa sucedía era un genio; cuando se ponía mediocre, era un obrero cualificado pero plano, simple. Les salió una melodía fuera del tiempo, desquiciada y preciosa, que no se sabe bien qué es y que cuenta una historia de abatimiento y de resurrección.  "Escucha, qué nos queda ya si este grillo abatido no puede ahora cantar.

A veces uno pide un lugar limpio y bien iluminado, pero también se arregla con un rincón en el que no le molesten y en donde pueda perder un par de días de su vida sin tener que rendir cuentas a nadie ni que nadie venga a rendirle cuentas a uno. Un lugar para el abandono o para el desencanto. Un hueco en el atlas de las horas para aceptar las cosas como son o para no aceptarlas y gestar un plan que las desbarate. Un pequeño refugio para el arrobo personal del que salir iluminado o en penumbra, aunque a sabiendas del tiempo precioso empleado en alguna de esas dos relevancias cromáticas. Así vivir y así también dejarse morir un poco. Y no malgastar bajo ninguna circunstancia los créditos del alma en justificar la empresa a nadie. Mirar arriba. Mirar dentro. Mirar sin otro propósito que la observación premeditada y hermética. Contemplarse. Leer el día entero. Beber el día entero. Dormir el día entero. Ser hospitalario con uno mismo y no privarse de nada que nos haga sentirnos más felices. Hace tiempo que aprendí que la palabra que más daño ha hecho es felicidad. No existe. Hay días felices. Sería insoportable una felicidad inextinguible. Una de esas sonrisas eternas que no se desbaratan con nada. Alegría conviene más. Pero tampoco se puede estar todo el día alegre. Al pensar en esto, en la imposibilidad de estar todo el día alegre, en su inconveniencia más bien, he pensado también en cómo sería lo contrario: estar todo el día triste, apesadumbrado, mohíno, decaído. Y parece un estado más natural la tristeza. Mi Pepito Grillo de German Coppini y Nacho Cano, la inencontrable un tiempo, antes de las plataformas de audio y el YouTube, la que reposaba en algún sótano desvencijado de mi ocupado cerebro, ha vuelto hoy de forma maravillosa. He vuelto a recordar la letra. En realidad nunca se fue. Estaba ahí. Agazapada. Triste. Hermosa. Todo está ahí, sin pervertir, sin mover. Hoy, en lo gris, removiendo la palabra tristeza, salió el pan con membrillo de estos dos pirados.

https://open.spotify.com/track/050uBxu3iClDz01FDH988r?si=2a6UJbttR9SS9DteYFodEA


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