Una de las grandes frases de House es que "la vida no es lo que te pasa sino como te lo tomas." Es una sentencia llena de razón que revela una gran sabiduría.
La experiencia demuestra que no todo sale como uno quiere, de hecho la mayoría de los planes tienen tendencia a torcerse por una vía distinta a la original y conviene corregir su trayectoria, o adaptarse a ella. Se necesita aprender a ver los diferentes aspectos de las cosas porque, si no se hace así, lo único que se consigue es vivir engañado y ser desgraciado. No es cuestión de tomarse los disgustos a la tremenda sino de ponerlos en perspectiva y darles el valor que les corresponde. Hay que aprender a escoger las batallas, desgastarse en tonterías es agotador y las fuerzas se necesitan a la hora de pelear por lo importante. No sirve aferrarse a alguien para que luche por ti o amortigüe los golpes. Hay que saber mantenerse de pie por sí solo.
Madurar conlleva soltar lazos para avanzar por una senda propia. Aunque se viva en una sociedad, en la que es recomendable integrarse por cuestiones de salud mental, también hay que convertirse en un ente independiente. Conseguirlo supone tomar las riendas de la propia vida, asumir responsabilidades, pensar por uno mismo, tomar decisiones y esforzarse por llevarlas a cabo. Se hacen las cosas porque se debe o porque se está convencido de ellas, sin buscar palmaditas en el hombro ni felicitaciones. El reconocimiento es raro y esquivo y buscarlo suele ser sinónimo de frustración. Reconocer los méritos de otro, además de un detalle, es un rasgo de madurez.