Revista Cultura y Ocio

Pequeña flor. Iosi Havilio

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Pequeña flor. Iosi Havilio
     "Esta historia comienza cuando yo era otro."
     Los lectores somos unas personas tan peculiares que podemos decir mil veces que no está bien juzgar un libro por su portada y luego comprar otro justo por ese motivo. Y además, no tener remordimiento alguno por hacerlo. Es más, yo hice esta misma semana con el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Pequeña flor.
 
     Conocemos a José, un hombre que descubre en las primeras líneas que ha perdido su trabajo. Le toca entonces quedarse en casa, cuidar de su hija Antonia y realizar labores domésticas. Laura, su esposa, será quien trabaje, le va bien, los roles cambian. Sin embargo, José tras un serio percance con un vecino hará un terrible descubrimiento.
     Hoy estamos ante un libro personal e inclasificable, casi experimental en sus formas y también en el fondo del que, en cambio, es difícil no hablar. Iosi Havilio nos regala esta suerte de novela, y digo "suerte" porque a mi me ha parecido más un relato y también porque, jugando con el significado y uso de esa palabra, ha sido una suerte que se cruzara en mi camino. A fin de cuentas, la suerte es importante en la vida de cualquiera.
      Havilio escribe su historia como si la estuviera contando su protagonista de forma atropellada, en un solo párrafo sin puntos y a parte, divisiones en capítulos, ni cualquier otro recurso que se os pueda ocurrir que permita al lector hacer un parón. Sensación que, además, no duda en acrecentar utilizando expresiones como árbol de proporciones, sin decirnos cuales pero sabiendo que al lector no le hace falta ese dato para tener claro el tamaño del árbol. De hecho, el libro está salpicado de esta suerte de incoherencia buscada que aporta a la novela un tono muy especial, pero que no dificulta su lectura como tampoco lo hace que acuda en algunos momentos a los recuerdos sin romper ese enorme párrafo que lo constituye. Y sin que se le haga pesado, lo cual tiene muchísimo más mérito.
     Pensaréis ahora que lo experimental del libro es la parte formal, pero no se trata solo de eso, también tiene mucho de ello una trama que baila entre memorias, casi confesiones, costumbrismo, relato fantástico o incluso negro. Encontraremos música, jazz, y mucha literatura que parece ser un buen refugio particularmente si se trata de Tolstoi, también hay engaños y crisis matrimoniales, y descubrimientos infantiles y grandes sorpresas, al menos, para mi, que llegan a su punto más alto en un final sorprendente que puede resultar incluso cruel según la interpretación que se le de a la novela. A medida que voy explicando me doy cuenta de mis omisiones conscientes, como la muerte de alguien importante en el libro, el vecino, algo que hay que contar porque es vital en esta historia, y de otras no tan conscientes que solo he tocado de pasada como es el matrimonio entre José y su mujer y el desgaste y apatía por el que pasan. Y es que Havilio, toca muchos temas por los que va pasando su historia de una forma más o menos encadenada. Por eso parece casi una confesión y por eso resulta tan complicado interrumpir su lectura, por lo cambiante, la metamorfosis constante que hace que comencemos temiendo estar ante una historia triste de un hombre sin trabajo y finalicemos casi boquiabiertos sin saber cuánto de fantástico tiene lo leído.
     Pequeña flor no es un libro para cualquiera y, por mucho que haya visto a gente decir lo contrario, tampoco es para ser leído del tirón. Es una de esas rarezas que uno disfruta poco a poco para darse cuenta de cada una de sus peculiaridades. Y también es, por si alguien no lo sabe, una bella canción

     Y vosotros, ¿alguna vez habéis comprado un libro por su cubierta?
     Gracias.

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