yo únicamente amo dixieland, oh dulce hembra de oro
el mar es un zapato si se discute la utilidad del oleaje
la resaca de los años tan propensos a mermarme
las noches invitan a veces a un desmayo
un corazón no debe ser en absoluto duro
mi amor puede oír el ruido que hacen los héroes
la vieja fimosis estatutaria de los catorce años
fue patria de los primeros temblores
luego viene mahler
ah el cabrón de mahler
viene y nos jode los tres minutos de spleen pop
de lejos vienen las palabras que nunca digo y conquistan mi voz y la confunden
soy como un huésped de otros que en la distancia me van contando
fábula
eco
cuerpo
historia
esa previsible ración de espanto que el día alumbra al clarear en lo alto
la casa invadida por las palabras que se acercan y me turban
la noche sola y en mitad de la noche un caballo galopando un verbo
el caballo del vértigo y el caballo de la fiebre
a veces digo salmo y el aire lo ocupan columnas de humo que izan su vientre atrofiado de vírgenes y de astilla de santo
digo
a hurtadillas salmo una vez más y el pecho se me abomba y una oquedad
como de óxido se adensa en mi boca y me hace tener miedo a las palabras
digo
ya finalmente salmo y una usura de agua oscura y de ceniza altiva
invaden mi corazón ya un poco alga que grita desde adentro y me arenga
para que no ande hiriéndome con los venenos que manejo
mi corazón dixieland
manumitido y limpio