“Pequeñas mentiras sin importancia” es el tercer largometraje del actor y director francés Guillaume Canet, una cara de sobra conocida en el circuito del cine galo, y que resulta familiar internacionalmente gracias a su personaje de Étienne, el turista francés que llega a “La Playa” (Danny Boyle), junto con Leonardo Di Caprio.
Protagonizada por Marion Cotillard, François Cluzet, Benoît Magimel, Gilles Lellouche, Jean Dujardin, Pascale Arbillot, entre otros, “Les Petits Mouchoirs” (Algo como “los pequeños moqueros”, en español podría haber sido “Los pequeños paños de lágrimas” o algo así, pero supongo que no era demasiado atractivo a la hora de venderla), es un canto a la amistad, a la familia y al amor – lo bueno y lo malo; las mentiras que no sólo decimos a los que nos rodean, si no que acabamos por creérnoslas nosotros mismos; a lo banales que se convierten los problemas cotidianos cuando aparece uno de verdad; al egoísmo del ser humano propio de ésta, la querida era que nos ha tocado vivir, en la que se nos enseña que ser solidario puede no ser una tarea demasiado fácil de incluir en nuestras apretadas agendas.
Una lección: no dramaticemos demasiado que cuando llegue algo verdaderamente importante que dramatizar, no sabremos cómo hacerlo. Un cúmulo de personajes tan cotidianos como auténticos y especiales. Un lugar maravilloso en el que seguir aceptando y callando esas “pequeñas mentiras sin importancia”, mientras la realidad fluye por otros derroteros. Un ir y venir de conversaciones disparatadas, de confesiones y de reflexiones, unas veces más absurdas que otras. Fantásticas interpretaciones y brillante dirección para una película que saca las emociones a flote.
En conclusión: recomendables dos horas y media de risas y alguna que otra lágrimita si nos pilla el día sensible, o si se es de un día sensible y otro también.
VANESSA PASCUAL
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