Portada del videoblog
Hombrelobo.com es un videoblog de viajes multimedia que su propio autor define, en las primeras imágenes que ofrece, como un cuaderno de notas de viaje en el que lo único que pretende es probar la tecnología y aprovecharse del hecho de que su trabajo le ofrezca la posibilidad de realizar multitud de trayectos.Eduardo, que es así como se llama el protagonista de nuestra historia, comenzó esta bitácora en Nueva Zelanda con una cámara de vídeo Samsung DV que le costó doscientos y pico euros, y con la idea de editar los brutos resultantes usando el Windows movie maker que incluye el XP. Era 5 de marzo de 2007, comenzaba la experiencia con un clip de casi 40 minutos que, según reconoce el autor, es el peor de cuantos ha hecho.
El blog arrancó mucho antes, un martes y 13 del mes de diciembre de 2005, y trataba, sobre todo, de las aventuras y desventuras de alguien que está descubriendo el funcionamiento de los blogs, dominios, servidores, etc. Hubo que esperar 15 meses para disfrutar de la versión audiovisual completa.
En hombrelobo se pueden ver cientos de vídeos que Eduardo ha grabado durante sus viajes por el mundo. Sin duda, su trabajo como comercial marítimo le ha ayudado, puesto que suele desplazarse mucho a lo largo y ancho del planeta, lo que le supone una gran oportunidad para seguir con su diario videográfico..
En su largo periplo por la geografía mundial, cámara en mano, ha visitado paises de los 5 continentes; desde Alemania a Argentina, de Australia a Vietnam, de Finlandia a Mongolia, de China a Catar, o de Estados Unidos a Rusia.
Tras ver varias de las piezas colgadas en su página, se te queda una buena sensación, ya que no te ha contado lo típico de los programas de viajes en los que todo es perfecto y está destinado al turisteo mas borrego. Descubrir, por ejemplo, una sencilla placita en Roma, sin los tumultos de otros lugares atestados, supone una alegría inmensa. Navegar en silencio en la proa de una nave que va rompiendo el hielo, mientras nadie te molesta con locuciones innecesarias, es estimulante.
Se le perdonan los fallos de sonido que, por culpa del viento, le estropean en parte algunos de sus clips, los desenfoques que son propios de alguien que no es profesional de la cámara, y otros fallitos que no hacen menos interesante este invento.
Recomiendo imperiosamente conocer esta iniciativa, perderse entre los vídeos que, en 19 segundos unos, y en 4 minutos otros, te trasladan bajo los pies del Big Ben mientras éste da la hora, o te llevan de la mano a una tienda de cómics en Buenos aires, para terminar pescando en los hielos de un río finlandés. Conviene descubrir las diferentes opciones de visualización que ofrece, y pasear por los foros temáticos. Incluso da la oportunidad de descargarse gratuitamente un libro que ha publicado con el título Volando, en el que trata, como no podía ser de otra manera, de viajes.
Portada del libro