Esperando estafar, “como hace todo el mundo”, cayeron en el timo de la estampita del pequeño Nicolás. Igual ocurre con el pequeño Pablo Iglesias Turrión (PIT). Con sentido común, recuerdo del lenguaje universitario del 68, y experiencia en países del socialismo real, se sabe que su “asalto al cielo”, que es lo que anuncia, es otra estampita, aunque mucho más peligrosa por totalitaria.