Revista Educación

Pequeños gestos con los que hacer felices a los niños

Por Noelia-Golosi @ElBlogDeGolosi
Pequeños gestos con los que hacer felices a los niños

Vengo a hablaros de felicidad; de la felicidad de los niños y de esas sencillas cosas que podemos hacer para lograr la de nuestros hijos. Pero antes de ir a ello...

¡Feliz año! Que sí, que ya llevamos casi un mes avanzado, pero nunca es tarde para lanzar buenos deseos, ¿verdad? Tenía intención de pasar antes por aquí, os lo prometo, pero la falta de tiempo de inspiración no ha ayudado. Y no sé si os pasa a los que tenéis blog, pero a mí cuanto más tiempo llevo sin escribir más me cuesta retomarlo, hasta el punto de que se forma una especie de barrera, más mental que otra cosa, lo sé, pero difícil de sortear para volver a salir al ruedo. No es que hoy me haya levantado inspirada, para nada, pero sí me he dicho que esa barrera hoy caía.

Para 2017 no me he hecho una larga lista de propósitos que no voy a cumplir; nada de "hacer deporte", "aprender inglés" o "publicar en el blog de forma periódica". Me encantaría lograr estas y muchas otras cosas, pero seamos realistas, llevan años en el top ten de mis propósitos y ahí siguen, en pendientes, así que si durante 2017 logro alguna de ellas lo celebraré, pero si no es así no voy a andar lamentándome y sintiéndome mal por no ser capaz de lograr lo que me propongo; ya está bien de autofustigarme.

Pero que no me haya marcado propósitos no quiere decir que no tenga obligaciones, y la principal es participar en la felicidad de mis hijos. ¿Y cómo pienso hacerlo? Pues veréis, tras casi nueve años como madre creo que puedo hacer valer mi experiencia. Sé lo que les gusta, lo que les saca una sonrisa, lo que puede apetecerles en determinado momento y lo que aun sin ellos reclamarlo les hace realmente felices y hace que se sientan especiales y queridos.

Y no hablo de todo eso que se supone debemos hacer para educar a futuros adultos felices. Lógicamente me importa el futuro de mis hijos e intento educarles para que cuando crezcan tengan una serie de cualidades que les hagan maduros y emocionalmente estables, pero también quiero que vivan momentos felices ahora, siendo niños, con pequeños gestos por mi parte que quizá para ellos pueden ser lo mejor del mundo mundial en ese momento concreto.

  • Jugar más tiempo con ellos. Tiempo y juego. Qué felices pueden ser los niños solo con eso y qué difícil parece a veces, sobre todo lo del tiempo. Pero Bruno especialmente me lo reclama cada vez más, y cualquier tarde en la que pasemos un buen rato jugando juntos podemos oírle decir "es el mejor día de mi vida", así que claramente es una de las cosas que más feliz le hacen.
  • Ponerles mensajes en el almuerzo, o en el estuche, o en la agenda, o en las libretas. Cualquier cosa que al verla en el cole les recuerde a nosotros y les robe una sonrisa. Es de esos recuerdos que cuando creces no olvidas.
  • Hacer diferentes planes, organizados o improvisados, pero juntos. Una excursión, ir al cine, ir a ver un espectáculo... Planes que les gusten y otros que les sorprendan.
  • Cosquillas. Sin duda la mejor forma de acabar un día torcido. Marcela grita como una loca y Bruno se mea de la risa. Yo hago ambas cosas cuando me caen a mí.
  • Viajar. A ellos les gusta que salgamos de viaje, que hablemos de dónde vamos a ir, con quién, dónde nos alojaremos, cuántos días... Hablando de esos detalles se muestran emocionados, sobre todo si les implicamos en la elección y la organización. Y no hace falta que sea el gran viaje; las pequeñas salidas también cuentan.
  • Sus ojos brillan cuando hablamos con antelación de sus cumpleaños. Que meses antes pensemos en qué haremos y a quién invitaremos a su fiesta les emociona, independientemente de que luego cambien o cambiemos de opinión veinte veces hasta la fecha. Pero es su cumpleaños, uno de los días más importantes para ellos, así que cualquier comentario sobre el tema les saca una sonrisa y hace que se les ponga cara de interesantes.
  • Sorprenderlos con un sí cuando ellos esperan un no. Todos tenemos ciertas normas, algunas más estrictas que otras, pero concederles algún capricho de forma puntual no es malo. Igual que ceder a alguna petición a la que de primeras nos habríamos negado. No está mal que aprendan que en la vida, en nuestros actos, siempre pueden darse excepciones.
  • Dejando que duerman con nosotros alguna noche. Ya lo hacemos de vez en cuando, aunque como nuestra cama de 150 queda pequeña para los cuatro, lo solucionamos repartiéndonos uno con Marcela y otro con Bruno. Suele ser una vez al mes, o cada dos meses. Y también les gusta que les dejemos que alguna noche se duerman en el sofá mientras nosotros vemos alguna serie. Son contadas las veces que lo habrán hecho, pero cuando les hemos dejado... Ainss qué caritas. Un buen ejemplo del punto anterior, decirles que sí cuando esperan un no.
  • Dándoles responsabilidades, pero en cosas que pueda hacerles ilusión, como preparar algo en la cocina, separar la ropa para la colada o llenar el carro con la lista de la compra. Se sienten mayores e importantes, y eso les hace felices.

Con esto estoy convencida de que lograré que mis hijos vivan muchos momentos de felicidad, y la mayoría son gestos que no suponen un gran esfuerzo, salvo el de no olvidarlos. Y vuestros hijos, ¿con qué son felices?


Volver a la Portada de Logo Paperblog