Paquito, en sus nueve años de vidaen los suburbios nunca había visto un objeto tan raro. Deseoso de compartir con alguien su descubrimiento corrió a buscar a Andresito y, juntos, se dirigieron al viejo solar.
- ¿Qué crees que será? -preguntó a su amigo mientras se inclinaba sobre el misterioso disco plateado.- ¡Espera, no lo toques: está ardiendo! - Advirtió mientras sentía el agudo escozor de la quemadura en su mano que se había hecho al intentar cogerlo-.
- Parece una mina antitanque, por lo menos... - observó Andresito- ¿Qué te parece si la hacemos estallar?
- Buena idea -aprobó Paquito mientras se levantaba y echaba a andar hacia la tiende de petardos. Allí hicieron el mayor pedido pirotécnico que recordaba el tendero.
Tras los muros de la vecina casona en ruinas los dos niños agachados esperaban el momento en que se consumieran las mechas lentas que habían preparado. Cuando la explosión se produjo una lluvia de piedrecillas calló sobre ellos como el golpeteo de la lluvia tras el trueno ensordecedor. Se acercaron a investigar los efectos de su voladura. Encontraron el platillo unos metros más allá levemente inclinado sobre unos escombros.
- ¡Nada, Paquito, es inútil!¡Debe de ser de acero durísimo!
Mientras se alejaban por la Avenida 17, dentro de la nave X-37-D el transmisor espacial radiaba frenético:
"ATENCIÓN, ATENCIÓN: SOS, SOS. REPITO: LLAMADA DE AUXILIO DESDE LA NAVE DE LA COMISIÓN ESPACIAL PARA LA PAZ.HEMOS SIDO ATACADOS POR LOS HUMANOS CON EXPLOSIVOS. RELEGADA MISIÓN DE PAZ. INICIEN MISIÓN DE ATAQUE CON MÁXIMA INTENSIDAD. INICIEN MISIÓN DE DESTRUCCIÓN TOTAL DEL PLANETA TIERRA"