Domingo por la mañana, nos levantamos pronto con la intención de ir a tomar el aire por Collserola y de paso fotografiar algún que otro bichito con el macro, pero Barcelona nos recibe con un pequeño diluvio que frustra nuestros planes. Pensamos que es una lastima desaprovechar el día después del madrugón, así que toca buscar un plan B, el cuál llega después de un ratito perdidos por Google. Así es como descubrimos Peratallada, un pequeño pueblo medieval anclado en el tiempo a 133km de Barcelona.
Peratallada pertenece al municipio de Forallac en el Baix Empordà y está declarado Conjunto Histórico-Artístico y bien cultural de interés nacional (BCIN) por su nivel de conservación desde 1975. Además, es uno de los núcleos más importantes de Catalunya en cuanto a arquitectura medieval.
Conserva parte de su muralla con un foso excavado en la propia roca donde se asienta todo el pueblo. En su interior podemos encontrar el palacio, varias torres y diferentes casas construidas durante la Edad Media que convierten a este pueblo en una localidad de postal.
Pasear por sus calles empedradas es como tele transportarse al pasado pues conserva su antiguo aspecto feudal con sus calles estrechas y sinuosas, fantásticos rincones y varias enredaderas subiendo por las paredes. Imagino que visitarlo durante su mercado medieval en octubre, debe ser cuánto menos curioso.
Algunas de sus calles son tan estrechas que podemos llegar a tocarlas con tan solo estirar las manos o hacer un poco el tonto
Y no podemos olvidar la plaza mayor con sus típicos porches, ahora repleta de restaurantes con sus terracitas y comercios artesanos. Es increíble la cantidad de restaurantes por metro cuadrado que podemos encontrar en este pueblo.
Aunque no todo está en su interior, fuera de las murallas podemos encontrar la iglesia románica Sant Esteve de principios del s. XIII
Una escapada ideal para desconectar de la gran ciudad 😉
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