Hoy soy una perdedora porque no he sabido jugar. Fruto de mi sangrante juventud he fracasado estrepitosamente y resulta muy doloroso reconocerlo, mucho más que volver al camino recto. Todo parecía más fácil a la luz de mis insulsos aciertos, más colorido al ritmo de mis falsos premios. Los lobos ya no me persiguen pero siguen sangrando las heridas, dentelladas frías y certeras que no pude o no me molesté en esquivar. Duermo entre mis equivocaciones, calladas pero insinuantes, ajadas pero no por ello menos vivas. Y agacho la cabeza y bajo la mirada porque directos al suelo han ido mi orgullo y mis artimañas, las palabras agrietadas pero llenas de verdad, mi honor y mis valores. Observo sus retazos transparentes, ajenos a mis posibilidades y a la necesidad de redención. Mañana despertaré con un as en la manga, con mejores cartas con las que jugar la partida y desafiar a la vida. Respetar los fracasos y enfrentar las propias faltas me convertirá en la jugadora que anhelo ser. Sin trampas ni trucos sucios. Con inteligencia, con sacrificios. Para ir con la cabeza bien alta y la mirada de vencedora. Aprendí la lección. Saber perder para después, poder ganar.
Revista Educación
Hoy soy una perdedora porque no he sabido jugar. Fruto de mi sangrante juventud he fracasado estrepitosamente y resulta muy doloroso reconocerlo, mucho más que volver al camino recto. Todo parecía más fácil a la luz de mis insulsos aciertos, más colorido al ritmo de mis falsos premios. Los lobos ya no me persiguen pero siguen sangrando las heridas, dentelladas frías y certeras que no pude o no me molesté en esquivar. Duermo entre mis equivocaciones, calladas pero insinuantes, ajadas pero no por ello menos vivas. Y agacho la cabeza y bajo la mirada porque directos al suelo han ido mi orgullo y mis artimañas, las palabras agrietadas pero llenas de verdad, mi honor y mis valores. Observo sus retazos transparentes, ajenos a mis posibilidades y a la necesidad de redención. Mañana despertaré con un as en la manga, con mejores cartas con las que jugar la partida y desafiar a la vida. Respetar los fracasos y enfrentar las propias faltas me convertirá en la jugadora que anhelo ser. Sin trampas ni trucos sucios. Con inteligencia, con sacrificios. Para ir con la cabeza bien alta y la mirada de vencedora. Aprendí la lección. Saber perder para después, poder ganar.
