Si estas en el medio de una separación o de la pérdida de un ser querido, o de un despido laboral, es natural que la emoción que sientas sea la tristeza (ó el enojo, si bien, no hay enojo sin tristeza). Las emociones te dan información certera de lo valioso que estás perdiendo, ganando, viendo amenazado o incrementado. Las emociones vinculadas al dolor, no son buenas ni malas. Son como un GPS que te indica qué es lo que te importa en realidad, lo que considerás que está en juego en tu vida ante las circunstancias que estás enfrentando, la distancia que hay entre lo que te importa y lo que está pasando. Reconocerlas y aceptarlas es una de las claves para atravesar los desiertos propios de la vida. Te orientarán en las acciones a tomar. Las emociones no mienten.
Desde el punto de vista actitudinal y para buscar formas de relacionarte con el dolor, me parece clave la propuesta de Pilar Jericó en Héroes Cotidianos: La aceptación de la derrota y del dolor es el primer paso para salir de él.
Por Víctor Raiban