A medida que vamos cumpliendo años, ganamos en algunos aspectos pero en otros no. Uno de ellos es la pérdida de facilidad a la hora de perder esos kilos de más que no ayudan a estilizar la figura, y es que cuando el cuerpo envejece le cuesta más gastar energía.
Pero, ¿qué podemos hacer a partir de los 40 o 50 años para mantener la báscula a raya?
Uno de los primeros consejos que se da es el de aligerar nuestra dieta. No se trata de comer menos y mal, pero si nuestro cuerpo quema menos calorías, deberemos reducir las calorías que consumimos. Concretamente, optaremos por bajar las grasas al mínimo, beber dos litros de líquido a diario, y comer unas cuatro raciones de fruta y verdura (entre ambas) al día.
También se recomienda practicar deporte ligero casi a diario (caminar, pasear con la bicicleta, etc.), o bien alguno más intenso unos tres o cuatro días por semana (hacer “jogging”, jugar a tenis o practicar natación entre otros).
Otra recomendación es la de comer más despacio, degustando bien los platos y prestando especial atención en el proceso de masticación, que no debe ser demasiado rápido. Un truco efectivo es el de dejar los cubiertos sobre la mesa cada vez que probamos bocado, para obligarnos a pasar más tiempo en la mesa.
Asimismo, no deberemos irnos a la cama con el estómago lleno, sino que dejaremos pasar unas tres horas desde la cena hasta la hora de acostarnos, de lo contrario acumularemos nutrientes que no quemaremos y que se convertirán en ácidos grasos.
Si todo esto no funciona, puede pasar que tengamos un metabolismo “lento”, esto es, poco activo en su función quemadora de grasas. Si así sucede, optaremos por alimentos que ayuden a activarlo quemando así más calorías; guindilla, guaraná o té rojo son sólo tres muestras de alimentos que te ayudarán a bajar de peso.