El momento que temíamos ha llegado. Pese a seguir todas las recomendaciones, haber llevado a la práctica todos los consejos posibles (copias de seguridad, mantenimiento adecuado del hardware, automatizado procesos, etc) y haber seguido, en mayor o menor medida, todos los protocolos habidos y por haber, descubrimos que hemos perdido buena parte de nuestro datos. ¿Qué hacemos? La recuperación de datos, personales o de empresa, es un tema peliagudo que será mejor afrontar siempre y cuando estemos preparados de antemano.
En primer lugar: No perdamos los nervios. Para la mayoría de los mortales el primer impulso ante la pérdida de información es lanzar el ordenador por la ventana más próxima, golpear algo o a alguien, gritar y maldecir en todos los idiomas posibles. Lamentablemente esto no solucionará nuestro problema. Es necesario controlar nuestras emociones y pensar bien cuál será nuestro siguiente paso a dar, pues la mayor parte de errores que se cometen en este ámbito se deben a la toma de decisiones impulsivas, sin plantearnos qué opciones tenemos o qué abanicos de soluciones se nos ofrecen. Por ello es recomendable tener algún plan anticrisis, de manera que conozcamos empresas, profesionales o medidas a tomar en el caso de que queramos recuperar nuestro backup.
Una de las medidas llevadas a cabo más a menudo y que no es recomendable, a menos que seamos unos expertos en el tema, es tratar de arreglar el problema nosotros mismos. Quizá mirando por el ahorro, o por el miedo a que alguien desconocido acceda a nuestros datos, este es uno de los primeros impulsos, pero generalmente, no es más que una pérdida de tiempo y una posibilidad perfecta para agravar el problema. Otra opción es fiarse de amigos o conocidos con conocimientos informáticos, o bien de una empresa con algún tipo de tarifa barata que, nos asegura, podrá recuperar nuestra información sin problema. Bien es cierto que estas soluciones, en determinados momentos, pueden ser adecuadas, dependiendo del percance sufrido, si bien, lo mejor es la contratación de alguna empresa especializada y de renombre para llevar a cabo la tarea. Una buena empresa será capaz de recuperar nuestra información en la mayoría de los casos imaginables (ataque de malware, apagón del equipo informático, rotura o daño del dispositivo de almacenamiento, acción de líquidos o borrado, tanto intencional como accidental) por lo que su contratación puede ser un gasto mayor, pero infinitamente más seguro. Ahí debemos operar como con cualquier otro servicio: Pedir un presupuesto por escrito y solicitar un soporte posterior para la recuperación de los datos.
Y, aunque suene poco tecnológico y pesimista: Rezar. Rezar porque la pérdida sea lo menos traumática posible.