He estado un poco desaparecida, y la verdad es que sentía morriña del blog, pero no tenía tiempo ni ganas de enfrentarme a las reseñas, sin embargo si he leído, hasta el punto de que he terminado un libro que ni siquiera os había presentado. Sigo liada con la reseña de Dispara, yo ya estoy muerto, espero tenerla lista en pocos días, me he ventilado no Pasa nada y si pasa se le saluda, de Raquel Martos un libro ideal para salir de casa, así que ha hecho mis delicias en los almuerzos y esperas de médicos y también alguna noche que tenía que guardar reposo por agotamiento... mi espalda no esta fuerte todavía.
En el lado negativo, sigo arrastrando la lectura de Betibú, con este libro tengo una relación amor-odio que no se como voy a compensar, por un lado el tema de la novela me gusta, el enfoque que le da la autora también, peroooooooo esta es argentina y usa la forma de hablar de allí, con lo cual hay palabras que no acabo de entender ni por contexto, y se me hace tedioso estar mucho rato enganchada a este libro.
Tengo tanto por reseñar que debería arrinconar un poco la lectura y darle marcha a la escritura, pero me parece que tengo uno de esos periodos en los que las musas no están de mi parte y me cuesta más de lo habitual dejar una reseña en condiciones de ser publicada... así que paciencia que ya volverán de vacaciones y me pondré las pilas, porque si no peligran varios retos, que los llevo muy bien en cuanto a lecturas y muy mal en cuanto a publicación.
Y como no tengo remedio, he vuelto a caer... no no es que haya asaltado ninguna librería, el presupuesto familiar no me da para eso, pero teniendo tanto como tengo por leer en casa he vuelto a coger un libro de la biblioteca y ya lo he comenzado, porque le tenía unas ganas tremendas desde que lo recomendó Bookworm. En cuanto lo vi disponible no me puede resistir y eso que iba a devolver un libro que no me había acabado de convencer y del que no había leído más de 30 páginas.
No me enrollo más, y paso a presentaros una de las lecturas que llevo entre manos, que creo que ganará puestos y que terminará siendo la que ocupe casi todo mi tiempo de ocio, porque me ha enganchado desde la primera línea.Autor@: Suzanne Rindell
Titulo: La otra mecanógrafa
Editorial: Lumen
Nº Páginas: 376
Así comienza ...
Dijeron que la máquina de escribir nos despojaría de toda feminidad.Basta con echar una mirada al artilugio para comprender cómo han llegado a semejante conclusión los autoproclamados guardianes de la virtud y moralidad femeninas. La típica máquina de escribir, ya sea Underwood, Royal, Remington o Corona, es un objeto adusto y severo cuyos rígidos ángulos rectos van directamente al meollo sin ningún indicio de detalle curvilíneo o capricho femenino. A ello se suma la pura violencia de sus brazos de hierro, que aporrean la hoja de papel con despiadada fuerza. Despiadada, sí. Sentir compasión no es una de las funciones de la máquina de escribir.
Aunque en estas líneas no se aprecie bien por donde se va a mover la novela, he considerado oportuno no continuar escribiendo, por el peligro de copiaros todo el capitulo...
Sólo os adelanto que esta siendo una delicia de lectura, que la autora aunque novel me esta sorprendiendo muy gratamente.